2012/0212/Suplemento: Ramona
El saco del aparapita y otros secretos
RESEñA DE EL APARAPITA DE MONDACCA/TEATRO, PRESENTADA HACE UNA SEMANA EN EL ACHá
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho
más que la simple teatralización de fragmentos
de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz.
En realidad es la transfiguración de un Sáenz
esencial a un...
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho más que la simple teatralización de fragmentos de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz. En realidad es la transfiguración de un Sáenz esencial a un ámbito más tangible, rebosante de amenidad e identificación. Quizás ese sea el mérito más loable: presentar la complejidad de un universo personal extraordinario con claridad y contundencia, sin caer en pretensiones nebulosas. Un conjunto de imágenes, olores y sonidos inician el viaje por parajes tan reales como malditos, tan oníricos como reveladores. Ya quisiera el cine 3D tener esa capacidad de ensoñación. La puesta en escena demarca un espacio exento de los tan molestos fanáticos y detractores, no hay lugar para falsas posturas. El Aparapita ofrece un humor simple, lejos de cualquier sofisticación, sincero, cotidiano. Humor de la calle, como el de aquellos que ríen para no morir. Nos otorga, también, las llaves para acceder a la literatura del paceño desde nuevas perspectivas. Pone delante de nosotros un escritor diáfano, entregado a la búsqueda de los misterios del mundo. Es así que la obra dirigida por Claudia Andrade consigue develar el espíritu vivificante de un hombre condenado al prejuicio insano de la necrofilia. Las notables actuaciones de María Elena Alcoreza, Rodrigo Ayo y David Mondacca acercan al público a personajes que estamos acostumbrados a juzgar, despreciar y, en el peor de los casos, ignorar. Es en estos seres donde Sáenz halla el cáliz sagrado de la sabiduría. Solo en “El Purgatorio” de Corsino Ordoñez la vida puede ser asumida como tal. Ese es uno de los mayores secretos. Encontrar lo extraordinario en lo ordinario se dijo en estas mismas páginas la semana pasada. El cometido parece haber sido alcanzado.
A pesar de la fidelidad que se le guarda a la “La Paz” de Sáenz, El aparapita es una obra universal. Las lecturas previas no son imprescindibles y de alguna forma llegan a ser perjudiciales. Mondacca ofrece a Felipe Delgado y su autor sin restringirse a conceptos prefabricados. No traiciona a Sáenz, ni se entrega a él sin miramientos. Valiéndose de una bella metáfora se yergue solitario por encima de los nuevos esnobismos circundantes a lo saenzeano. Para éste un saco de aparapita, quizás la mayor de sus fascinaciones, es el porvenir de su propia obra. Su mirada rehuyó al tiempo y supo ver que sus textos en el futuro no serían más que un abstracto entramado de interpretaciones y sensaciones. El peso de los años y las ideas moldeando la vestidura del poeta. Múltiples remiendos de un todo que jamás es el mismo, que nunca termina de ser confeccionado. Un final que solo llega para volver a empezar. Mondacca es un remiendo más, uno imprescindible, es un nuevo hilo en la reconfiguración de ese “saco saenzeano”. Gracias a él, a su trabajo e inspiración, esta mítica prenda del submundo paceño se ha revitalizado y ha obtenido una nueva imagen. La muerte es el olvido y el saco del aparapita no sabe de olvidos. La obra de Sáenz tampoco.
revolucionkbx@gmail.com
Opinión: http://www.opinion.com.bo
Por: Jhenny Nava B. cultura@opinion.com.bo | 03/02/2012 | Ed. Imp.
David Mondacca llegó el miércoles a Cochabamba para preparar la obra. MartÍn Numbela
Aparapita la obra de teatro de David Mondacca, que desde hoy se presenta en el teatro Ácha, tiene el objetivo de acercar a los espectadores a la literatura del escritor paceño Jaime Sáenz.
Con este objetivo, Mondacca estuvo trabajando más de un año en la preparación de la obra de teatro que fue presentada en octubre en la ciudad de La Paz y que ahora deleitará al público cochabambino hasta el 5 de febrero.
“Si logramos que el espectador se motive y se entusiasme para abordar la obra literaria, será misión cumplida, es un aporte que queremos hacer a la literatura boliviana”, dijo a tiempo de mencionar que en Bolivia se debe leer lo que nuestros autores producen, porque sus obras están acordes a nuestra realidad y eso nos ayuda a definir nuestra identidad.
La obra dirigida por Claudia Andrade fue realizada con fragmentos de los cuatro últimos capítulos de la novela “Para leer a Felipe Delgado”y de un ensayo denominado “El aparapita de La Paz”.
Mondacca que interpreta en la obra el papel principal de Felipe Delgado indica que este trabajo tiene tres versiones; uno unipersonal, una versión grupal y una versión reducida.
La que se presentará en Cochabamba y que cuenta con mayor cantidad de elementos es la versión grupal.
Luego de las funciones en Cochabamba la obra pensada por Mondacca desde hace unos 15 años y que al fin se hizo realidad abrirá en el mes de marzo el Festival de Teatro de La Paz, (Fitaz) y luego hará una gira por algunos departamentos del país.
HOY A LAS 19:30 COMIENZAN LAS FUNCIONES EN EL TEATRO ACHá. EL OBJETIVO DEL AUTOR DE LA OBRA ES MOTIVAR A LOS JóVENES A LEER AUTORES BOLIVIANOS on laC�ldP�e�flivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.
En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Ed. Impresa Un trozo de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz interpretado por David Mondaca “Aparapita” desde hoy en el teatro Achá Por Redacción Central | - Los Tiempos - 3/02/2012 Hoy se estrena en el teatro Achá “Aparapita”, inspirada en Jaime Saenz y su trascendental obra “Felipe Delgado”, con la participación estelar de David Mondaca y su singular elenco de actores. El telón estará abierto hasta el 5 de febrero. La puesta en escena fue dirigida por Claudia Andrade y adaptada por Mondaca.
La actuación se complementará con la participación de los actores: María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías, además de la participación especial del Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
La musicalización está a cargo de Luís Elías y Rodrigo Ayo, la escenografía por Ramiro Vargas, la edición de sonido por Yamil Zaiduni y Daniel Prieto, la utilería por Miguel Ángel Mamani y el vestuario por Mondaca Producciones.
De las cuatro obras interpretadas por Mondaca: “No le digas”, “Santiago de Machaca”, “Los cuartos” y “Aparapita”, esta última, según la valoración de analistas y escritores, es la obra que mejor refleja el espíritu poético de Saenz plasmado en “Felipe Delgado” y que además se actualiza con la realidad de Bolivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.
En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Opinión: http://www.opinion.com.boLa Ramona.Cochabamba, Bolivia, Domingo 05 de febrero de 2012
Hace 40 años que David Mondacca inició su carrera actoral. Trabajó en más de cien obras teatrales y otras tantas cinematográficas. En los últimos años se entregó a la tarea de difundir nuestras letras, especialmente el legado Jaime Sáenz. Convertido en la personificación misma del paceño, David Mondacca no oculta su admiración por la narrativa y la poesía “saenzeanas”. Sin embargo, aclara que no es un fanático y que su intención es, en realidad, promover el acercamiento a la literatura nacional. No le digas, Santiago de Machaca y Los cuartos, son preludios a la cuarta entrega inspirada en los textos del paceño. Presentada el pasado octubre en La Paz con éxito absoluto, El aparapita es, según Ricardo Bajo, el trabajo “más ambicioso, el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más solida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Sáenz”. Con la dirección de Claudia Andrade y la compañía de reconocidos actores como María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luís Elías y Alejandro Cambero, Mondacca Teatro escenifica fragmentos de la obra más sólida y condensada del mítico escritor nacional, Felipe Delgado. Hoy a las 19:30, en el Teatro Achá (calle España entre Heroínas y Bolívar), se presentará la última función. El costo de la entrada es de Bs 40. La cita es ineludible.
-No es común que Mondacca Teatro se presente en Cochabamba. ¿Cómo se gestiona la llegada en esta ocasión?
Creo que la última presentación que tuve acá fue De madera hermano de madera el año 2004, celebraba tres décadas de actividad. Después estuve en dos oportunidades más. Hay una falta de espacios, tanto alternativos como formales, que ahoga a los actores. Por ejemplo, esta obra requiere de un espacio formal, platea, público, tramoya, espacio oscuro y luces. Es difícil. Estamos hace unos tres a cuatro años buscando el teatro Achá, pero siempre está copado. Felizmente ahora logramos esta temporada que para nosotros es muy grata. En La Paz también es complicado. El año pasado se presentó la obra dos días, que no alcanzan para nada. Claro que allá se atraviesa otro tipo de problemas. Muchas cosas confluyen en eso. No falta la muñeca política. El Teatro Municipal, que es el único espacio profesional, no se ha jerarquizado. Entonces cualquiera tiene acceso al Municipal, pero no están los que deberían estar.
-¿Esta escasez de espacios no responderá a una predilección por otro tipo de manifestaciones artísticas y culturales?
Hay un fenómeno curioso. Yo estoy de acuerdo con la experimentación. Pero eso tiene su lugar y hay que saber nombrar las cosas. Estuve en Buenos Aires el año pasado, donde el Teatro San Martín tiene anexos, ahí están las manifestaciones amateur, experimentales. No todos los gatos van en la misma bolsa. No todos tienen acceso al espacio del San Martín como tal. Eso es para los grupos profesionales. Como decía, en el caso del Municipal, nosotros no tenemos esta jerarquización. Una juntucha de amigos hace un musical, o se copia un musical y la muñeca del hijo de un diputado, o un senador de por medio, hace que tengan cinco días. Pero para la gente profesional, como en nuestro caso, el acceso es limitado. No apelamos a esas influencias. Es lamentable, doloroso, “desmotivante”, pero es la realidad del país y hay que atenerse a eso.
-Dijo que la obra necesitaba un espacio formal para su presentación, coméntenos los detalles de la puesta en escena.
Esta es la versión grupal. Tuvimos la necesidad de hacer tres versiones de nuestras obras. Una que hicimos en La Paz, esta grupal donde somos 15 personas y otra versión de dos que acaba de presentarse en el Ciclo Sur de Antofagasta. Con esta versión grupal vamos a recorrer el país. Requerimos un espacio formal porque es una obra grande, hay una puesta en escena donde la luz, el sonido y el espacio físico son determinantes. Todos estos elementos son los otros actores, por ejemplo la oscuridad que resulta esencial. Capturar ese universo onírico que Sáenz habitaba y hacía transitar a sus personajes es ingresar a un mundo de penumbra, de cierta oscuridad y densidad que solamente puede lograrse con la luz. Alguien decía que la luz es el primer actor en el teatro.
-Habla del mundo onírico de Jaime Sáenz, los espacios indescifrables que habita y describe, la complejidad de su obra en sí. En ese contexto, ¿Cómo fue el proceso de adaptación de sus obras? ¿Cuánto tiempo demoró en este caso?
Desde los años ochenta leo Felipe Delgado y estoy impregnado por la literatura de Jaime. Fui amigo suyo. Cuando él dictaba la cátedra de Literatura Creativa en la UMSA tuve mayor acercamiento. El primer intento de aproximarme a su narrativa fue No le digas, que es una obra presentada en el país y fuera de él, que obtuvo múltiples reconocimientos. Es un “unipersonal” basado en textos de Jaime Sáenz, intentando mostrar su mundo. Luego vino Santiago de Machaca, una obra que trajimos a Cochabamba, como invitados en uno Festivales Peter Travesí, también con un grupo numeroso. Este fue un intento más ambicioso de tomar el mundo saenzeano. Luego Los cuartos, que no pudo llegar a Cochabamba, que es una pequeña novela que se publica de modo póstumo. Ésta (El aparapita) es la cuarta propuesta. Siempre le tuve un poco de miedo al Felipe Delgado, no me metí con esos textos. Siempre opté por otros menores. Pero nos dimos cuenta que Felipe Delgado abriga todo, es como una matriz, ahí están todos los personajes. Confluyen infinidad de historias y personajes. Tomar la novela es imposible. No quiero ser arrogante, es por eso que digo que lo nuestro son fragmentos. Toda la obra alberga 56 capítulos y cada uno de ellos es una pequeña novela. He tomado los últimos cuatro capítulos de la primera parte, porque me parece que hay varios textos dramáticos, muchas situaciones que sirven para la escena misma. La adaptación en sí, el definir los textos sobre todo, duró cerca de un año y otros cinco meses en los que Claudia (Andrade) se encargó de la dirección y producción de la obra. Es una obra ambiciosa.
-¿Cómo se consigue fragmentar una obra que concentra la esencia de Sáenz, una novela que no se puede imaginar sino como unidad?
Por eso mismo el título es El aparapita. Tomamos como premisa el ensayo El aparapita que fue publicado entre 1965 y 1968. Por ese entonces creo que Jaime vivía con los aparapitas, compartía con ellos, bebía con ellos. Él llevaba una vida muy intensa. Entre paréntesis, a lado del título, dice “paraleerafelipedelgadodejaimesaenz”, sin espacios, como si escribiera un fantasma o un niño. Entonces es un intento de acercarnos. Vamos a encontrar fragmentos de estos cuatro capítulos, que de alguna manera definen el camino que va a seguir la novela, esa búsqueda de quién es Felipe Delgado en el mundo, dónde vive, qué es la bodega y porqué encuentra la bodega cuando en realidad buscaba la tumba. También tomo fragmentos de La piedra imán, especialmente los autobiográficos, los conflictos con su padre y su madre. Del poema La noche usé unos versos donde él mismo dice, creo después de su primer delirium tremens, que el camino del conocimiento es el alcohol, pero que es el más sórdido que se puede seguir. Hemos tomado la música de Simeón Roncal. La huerfána Virginia es el sustento musical de toda la obra. Hay algo de Adrián Patiño, uno de sus músicos preferidos. Hemos encontrado, Claudia Andrade en todo caso, una versión del Trueno Saucedo, un trovador de aquellos tiempos, cantando el Nevando está completo. Entonces hay unidades dramáticas exquisitas en estos fragmentos, que por sí solas cuentan la historia. Nos hemos arriesgado, porque es un riesgo trasponer el texto, llevarlo hacia el espacio escénico sin que pierda su esencia. Ahora, si bien el teatro es la fusión de todas las artes, tiene elementos que la literatura no. La imagen, por ejemplo, que es fuerte y contundente.
-Dijo que Felipe Delgado experimenta una búsqueda de sí mismo, un viaje interior, una experiencia íntima. Como actor seguramente esto facilita la interpretación, contrariamente a lo que ocurriría con la guionización y la puesta en escena, donde debió representar un gran reto.
Es un reto. Me sentí un poco incómodo de poner las manos a la obra que es pilar fundamental de la literatura boliviana. Pero nuestro interés es siempre el motivar la lectura de lo nuestro. Si de diez espectadores uno lee Felipe Delgado, misión cumplida. Porque seguramente se creará la avidez de que su familia, su novia, sus amigos lo lean. Nuestro intento es forjar la identidad nacional y creo que el teatro debe extractar y condensar las impresiones del pueblo, de la gente común y corriente y colocar esos sueños en escena. Nuestra motivación esencial, por lo tanto, es leer lo nuestro, así como tenemos que ver nuestro teatro. Valorar lo propio. Hace muchos años estamos en esta búsqueda y creo que ahora podemos decir que hacemos un teatro con identidad nacional.
-Cada vez se lee menos y para generar este acercamiento a las letras nacionales es necesario darle un revulsivo a lo literario. Luis H. Antezana decía que Sáenz y usted eran dos caras de la misma moneda. Usted parece haberlo reinventado. ¿Cómo consiguió recrear una obra que en apariencia es completa, intocable y poco accesible al público?
En primer lugar el teatro tiene que tomar el ritmo de la actualidad. Ahora ya no nos aguantamos una obra de tres actos. Dicen que el original de Hamlet dura doce horas y se lo ha ido comprimiendo. Por tanto debemos tomar el ritmo de la actualidad, del internet. Entras a tu e-mail y quieres todo en el momento. Es una prisa por vivir, una avidez por vivir. Si la obra no tiene ritmo, se muere. El concepto del tiempo ha cambiado. Ya no se aguanta una obra de dos horas. Para hacerlo tendría que ser excelente, tener los mejores actores, para no caer en lo que ha pasado con el cine hollywoodense: Efectos excesivos para hacernos saltar en la butaca y despertarnos, porque sus argumentos ya no nos convencen. Nuestra propuesta es unitaria, no hay fragmentación y dura una hora. El teatro tiene que ser intenso. Tocar lo nuestro es fundamental, hacer que el espectador se identifique con el personaje. Cuando este se rodea del halo que tiene el escenario ya es mágico. Lo que tenemos que hacer, y este fue nuestro mayor desafío en este caso, es mostrar lo extraordinario que es Sáenz. Que no tiene nada que envidiar a escritores foráneos, por algo fue traducido al italiano y otros idiomas. Nos corresponde develar lo magnífico que es lo nacional. A veces por la cercanía no advertimos lo que es el país y el modo de ser tan único que tenemos.
-Mostrar lo extraordinario de Sáenz bajo el mito que lo envuelve no resulta nada fácil. ¿Cómo logra no ser absorbido por la figura del escritor?
Siempre digo que es un terreno deleznable y hay que andar con cuidado. El actor no está exento de la identificación. Está bien que suceda en el escenario, pero fuera de él no. Se me grabaron las palabras de Liber Forti que me decía, al verme hacer Eureka que es una obra que requiere gran esfuerzo físico y mental, que me consideraría actor cuando vea el personaje colgado en el camerino y pueda irme tranquilo. Hasta el 93 yo no podía hacer eso. Ya en No le digas lo conseguí. Había que encontrar el modo de purgarse, de despojarse, porque es un terreno lleno de pasos falsos, por la intensidad de la vida de Sáenz. Él mismo nos dio una receta: En las crisis definitivas del alma el humor salva. Hay que reírse de uno mismo, no tomarse las cosas en serio. Es el mejor antídoto para no ser presa de estas emociones y sentimientos que nos tocan a todos. Hay algo que también está presente constantemente y es parte de la premisa. Aquello de que si no hay dolor, ni peligro, ni riesgo, no hay nada. La obra tiene que doler, sino qué podemos decir en escena. El actor tendrá que encontrar sus propios modos de purgarse, de no quedarse infestado de estos fantasmas que habitan la obra. Eso requiere madurez y creo estar maduro como actor.
-El humor de Sáenz, su amor por la vida, todo lo que nos cuenta parece romper con el prejuicio del Sáenz oscuro, borracho, pesimista, etc. En contrapartida hay gente que quizás lo sobrevalora. ¿Qué lugar ocupa David Mondacca en tiempos en los que el mito va devorando al escritor?
Una vez un poeta me dijo que no había visto mi obra porque odiaba a los fanáticos. Le respondí que no era fanático, porque si lo fuera no podría tocar la obra de Sáenz. Yo la toqué y me adentre en sus mundos. Otro poeta, amigo del anterior, me dijo: “Pudiste entrar y salir David”. Y me lo dijo con reconocimiento y afecto. Luego Edwin Guzmán me preguntaba “¿Qué harás con Sáenz? Tan denso, tan pesado”. Después de ver la obra me contestó: “Reconozco tu aporte Mondacca, has develado el espíritu popular del Jaime”. No sabes cómo se reía con Sáenz, el humor que tenía. Cuando hicimos Santiago de Machaca invitamos a dos actrices de peso, Sandra Peña y la gran Norma Merlo. Ellas tenían el concepto de que Sáenz era un alcohólico que hablaba de la muerte y tenían miedo. La obra les producía pesadillas y experiencias lúcidas durante el sueño. Entonces trajimos al director de cine, recientemente fallecido, Néstor Agramont, amigo personal de Jaime. Él se encargó de hablarnos sobre el humor que tenía nuestro autor. En su narrativa esta el humor de lo boliviano. El Corsino Ordoñez grita “¡Carajo, en mi casa no entra la cerveza!”. Sáenz vociferaba así. En su casa no entraba la cerveza. También se preciaba de ser un bebedor que tomaba en tazas desportilladas, de porcelana, en jarros abollados o en copas de cristal. El modo de enfrentarse a la muerte y a lo inevitable en el hombre es el humor. Él se reía mucho, era de lo más irreverente que uno podía conocer. Sus amigos íntimos dicen eso y en sus textos uno se ríe mucho. Ayer recordábamos uno donde dice que se debería fundar el “Partido Único Fanático Boliviano” para salvar el país. Jaime mira las cosas que nosotros ya no podemos ver por este mundo moderno, esta civilización, esta barbarie diría yo. Así no podremos ver lo que somos realmente.
-Sabemos que trabajó con los “lustras” de El Alto. ¿Esta atracción por lo marginal, que encarna un misterio oculto que parece ir desapareciendo con el tiempo, no le produce una atracción por trabajos más contemporáneos como los de Viscarra, Piñeiro o Cárdenas?
Para mí no es muy distante la vida en esos espacios. Yo provengo de barrios muy populares y de alguna manera me alimenté de aquello. Desde mi familia, con una fusión curiosa, mi madre pandina y mi padre de orureño. Sin embargo, habitamos los barrios más populosos de La Paz. Esto de compartir con seres marginales me recuerda un poema de Bukowsky. “Siempre se me acercaron los locos, las putas de medias chorreadas, pintarrajeadas, los de dientes quebrados, los hombres con las vidas rotas. Siempre se me acercaron”. Uno tiene como un imán para eso. Los ocho años en El Alto fueron increíbles. La realidad siempre superará la ficción. Lo que uno cuenta es verdadero, a veces tanto que, lo que colocamos en escena, es tan solo un trazo rápido. Respecto a próximos trabajos, esta es la cuarta obra que hacemos de Sáenz, queda una más que es imposible no tocar: La piedra imán. Un poco saliendo de esto, estamos haciendo Jodorowsky, tres cuentos, contamos con su permiso para representarlos. En los últimos años también he difundido mucho la gran obra de este poeta. También trataremos a Bukowsky. Finalmente El gato con botas, que es una obra para niños, que la hacemos porque te limpia, te permiten una catarsis. Descubrí esto viendo a dos actrices que ensayaban una obra dramática. En ellas vi una actitud extraña, en la que me vi reflejado. Al terminar el ensayo, ambas se quedan pegadas en la pared y comienzan a golpearse la cabeza. A lo que el director, sumamente conmovido, dice: “Esto es un verdadero ensayo”. Puro ego. El actor tiene que ponerse trampas para no sucumbir con su ego. A veces nos pertrechamos con el ego porque trabajamos con emociones y sentimientos. El actor se desnuda en escena, pero gracias al personaje. Desde entonces dije dramas nunca más y asumí la tragicomedia, que te haga reír y llorar. La vida misma.
-Siendo la vida una tragicomedia, ¿el actor en Bolivia vive más riendo o llorando?
Bueno, tiene que reírse de la situación porque sino se suicida. Hacer teatro es muy difícil, hay que tener un grado de locura. La indiferencia nos matará. A los políticos no les interesa, a las autoridades tampoco, uno que otro espíritu sensible se da cuenta del instrumento de transformación que es el teatro. Cuando dices que eres actor te miran de pies a cabeza y siempre con dudas. Se requiere una carga onírica muy intensa y no ceder. A estas alturas de mi vida ya es casi imposible hacerlo. Como dice la obra, no me queda más que recorrer el camino que queda. Un mundo no se encuentra, hay que forjarlo. Yo forjé mi mundo en base al teatro, desde muy jovencito decidí vivir del teatro. Mucha gente se sigue riendo, pero aquí estoy feliz porque represento a mi país, traduzco los sueños de mi gente y esa es una labor que siempre es privilegiada y extraordinaria. Hay que pelear con el mundo para hacer teatro, no desmayar. No dejar que tu mundo de la creación sea afectado por lo que pasa afuera.
-Para terminar, aunque todo parece dicho, la pregunta cliché. Sería importante recalcarles a esas almas sensibles que mencionaste, jóvenes que quizás pretenden dedicarse al teatro, cómo afrontar una vida de entrega al arte. ¿Qué les diría?
Estoy cumpliendo 21 años dando un taller en la UCB que no busca formar actores. Es un taller de expresión artística. Es optativo, ni siquiera califico. Curiosamente este taller formó una cantidad de gente que optó por el teatro. Hay unos siete elencos que surgieron de ahí. Yo me encargo que todos salgan con un equipo formado. En este mismo momento se están desprendiendo dos grupos más. Logro independizarlos, aconsejándoles que terminen su profesión. Entran a estudiar una carrera cualquiera e ingresan al taller. En la obra misma tenemos unos siete actores provenientes de esa cantera. El teatro es una puerta al alcance de cualquiera. No se necesita más de lo que Molliëre decía: un verso, un trasto, una pasión. Nada más. Puedes hacer teatro con tu voz, tu cuerpo y una silla. Además tiene una virtud, mostrarnos lo mezquinos o lo magnánimos que podemos ser. El teatro debe ser un ejercicio constante. Si alguien quiere abrazar la carrera de actor, el país es difícil pero no imposible. Como decía Facundo Cabral, cuando amas lo que haces la vida es una fiesta. Nosotros vivimos una eterna fiesta. Porque retratamos lo nuestro, el ser humano. Para mí el teatro es un camino de conocimiento de por vida. Engancharse con el éxito o la fama es la peor trampa, no hay tal. Detrás de la fama no hay más que una soledad espantosa. El consejo sería: Vivan la fiesta.
revolucionkbx@gmail.com
Los tiempos: http://www.lostiempos.com Miércoles 26 de octubre del 2011. Actualizado a las 21h46 (Gmt -4)
David Mondacca: «El teatro confirma que existo»
Por Mónica Oblitas - Los Tiempos - 23/10/2011
Fotos: Fernando Cuellar LUEGO DE UN CORTO PERO ROTUNDO ÉXITO CON SU RECIENTE OBRA “EL APARAPITA” | MONDACCA SE ANALIZA ENCIMA Y DEBAJO DE LAS TABLAS. Quizá sea el ser actor, lo que lo convierte en un hombre de contrastes. Por una parte habla de lo denso que puede llegar a ser el teatro, pero por otro lado se ilumina cuando cuenta de los títeres que fabrica con sus propias manos, de su pasión por el teatro para niños, de cuánto lo llena enseñar... David Mondacca tiene justamente la combinación perfecta que se necesita en un actor de peso. Y mientras transcurre la entrevista, van mostrándose las diferentes facetas del dramaturgo, director, productor y pedagogo que, por su larga trayectoria, ha establecido una corriente teatral en el país. ¡OH! ¿Sale satisfecho de esta última obra, que además piensa estrenar en Cochabamba? Por la obra en sí, por supuesto, pero para un esfuerzo descomunal, con más de 20 personas en escena y otras detrás, nos han dando sólo dos días. El Teatro Municipal no se jerarquiza a sí mismo, supuestamente es uno de los pocos teatros construidos para cumplir esa función, pero se presentan peñas, grupos musicales a los que se les da cinco días de función y si mueven influencias les pueden dar más aún, así que nosotros, como teatro, nos sentimos huérfanos.
Muchos trabajos colectivos teatrales se han quedado en nada. Juntar el elenco de la Católica , de El Alto y mi grupo, en una obra reciente, significó reunir, religar, pero fueron sólo dos días. Fue un trabajo casi al agua. Ni hablar de recuperar lo invertido. Y cada vez es más difícil.
Este año hemos peleado para que nos den esta temporada, nos la tenían que dar en agosto, pero a duras penas nos han dado dos días en octubre. ¡OH! ¿Vale la pena tanto esfuerzo? Uno protesta mucho, no eres feliz, pero vale la pena. Esta es una frase de “El Vestidor”, una obra de Shakespeare que para mí es absolutamente válida.
¡OH! Leí en una entrevista que Ud., decía tener la suerte de ser uno de los pocos actores que podía vivir del teatro. ¿Esa afirmación se mantiene?
Mira, hace unos años había el famoso TIBO (Teatro Independiente Boliviano), y en ese entonces se calculaba que una docena de personas podían vivir del teatro. Creo que hoy son menos, pero no quiero averiguarlo. Acá cito a Facundo Cabral que dice “Cuando amas lo que haces, o haces lo que amas, la vida es una fiesta.” Felizmente, es duro, pero no me veo haciendo nada más y además ya es tarde para buscar otra cosa.
¡OH! ¿Es el teatro un riesgo? Y no hablemos sólo del dinero, sino de la influencia en el vivir, en el ser como persona...
Me seduce el teatro porque genera otra realidad. Tenesse Williams decía que hacia teatro porque mostraba la violencia de las relaciones humanas. A mí me seduce el teatro desde mi adolescencia porque el teatro era lo único que me confirmaba que yo existía, porque esta realidad me hacía sentir como viviendo una especie de adormecimiento y ese estado de alerta que debes tener en el escenario, me seducía. Yendo un poco más allá, todavía me encantan los personajes delirantes. Y acá te cito un poema de Bukowsky: “Siempre se me han acercado los locos, los de vidas rotas.” Y el teatro tal vez me da la dimensión real de la vida. ¡OH! ¿Cómo separarse o fundirse con los personajes? Hasta hace poco yo, todavía con los bríos de la madurez, competía con mis personajes, quería buscar experiencias más fuertes que las de ellos. En ese sentido era un riesgo. Pero te confieso que últimamente estoy tranquilo, con una actitud muy mesurada hacia las cosas, porque también como que uno de pronto hurga universos muy densos. El caso de “Felipe Delgado” por ejemplo, es un terreno deleznable, que se hunde fácilmente. Pero también recuerdo aquello que dicen que cuando el Quijote recobra la razón, se muere. ¡OH! Ser actor en La Paz , dado el singular contexto de esta ciudad, debe marcar al actor de alguna forma... Cuando me he alejado un tiempo de La Paz , aún al interior del país, he empezado a cuestionar mi profesión, pareciéndome una locura lo que hago, he empezado a perder el contacto. No sé si acá en La Paz es la densidad, lo mágico de las montañas o tal vez es que mi único modo de vivir es haciendo esto, este arte, donde involucro mucho de mi yo verdadero. Cuando he estado distante, he empezado a ver como extraño el hecho de hacer teatro. Aquí entiendo por qué hago teatro. No tendría otro modo de vivir. Afuera me he sentido como huérfano de algo, no sé de qué… Yo vivo del teatro, y sentirme así me ha dado miedo. Además estos mundos densos de La Paz no son extraños para mí porque me he criado en ellos. Y durante la adolescencia, donde uno está ávido de experiencias, creo que me he reventado con todo. Un director me decía que la única forma de ser actor es a través del sufrimiento. ¡OH! ¿Cómo es el público boliviano, cómo se diferencia entre sí? El paceño es un tanto huraño, le cuesta romper la línea divisoria, cuando se emociona mucho lo hace, pero le cuesta. El cochabambino es mucho más afable, más espontáneo, y ni qué decir del oriental que es más expresivo todavía. El paceño es difícil y peca de solemne ¡OH! Cuando me hablaba de que ahora toma las cosas de manera más mesurada, no quería decir que está resignado a ciertas circunstancias ¿Verdad?
Quiere decir que he tenido problemas de salud. El teatro es muy fuerte. Yo ya tengo 56 años y a veces me olvido de eso, y los excesos, el trasnoche, y aunque hay un rigor, se hace costumbre vivir de modo exaltado. Y es una búsqueda interesante. Pero a cierta edad he tenido problemas de salud, mi conflicto de siempre es nervioso, por estrés, he tenido laberintitis e inflamación de las vértebras y sé que ahora debo cuidarme. Por ejemplo para hacer la obra “Eureka” tengo que estar en perfecto estado de salud porque es un desgaste muy fuerte. Para “Felipe Delgado” he bajado 10 kilos. El subir y bajar de La Paz a El Alto a diario, etc., no es fácil.
¡OH! ¿Cómo hace para interponer su yo ante personajes densos y problemáticos? Yo me río mucho. Un poeta me dijo un día que odiaba a los fanáticos, a los que habían hecho de Jaime Saénz un culto. Yo le dije que yo era un fanático porque si lo fuera, no habría podido hacer la obra. Saénz es muy denso, muy fuerte. A veces hay personalidades tan fuertes que te absorben y uno puede ser el primero en quemarse. Más bien he logrado mantenerme distante. El escenario es un lugar donde si entras a proyectarte tú como persona se hace muy peligroso, porque es el primero que te va a decir que la belleza es efímera, que somos efímeros en la vida. La condición del actor es entrar al escenario como a un rito, con respeto. Te vuelves animista haciendo teatro, le das vida a las cosas porque ensayas con ellas. Tienes que entrar despojado, esa es la condición. Y de ahí que los actores mayores son supersticiosos. Yo a esta edad creo en todo. Sé que puede estar todo perfecto pero va a ocurrir algo, por eso la importancia de ser humilde, de respetar el ritual, el escenario. Perfil David Mondacca
David Mondacca (8 de septiembre de 1955, La Paz ), es uno de los referentes de las artes escénicas del país por su trayectoria con reconocimiento internacional. Actor, director y dramaturgo, se inició en el mundo de las tablas en 1973. En 1994 ganó el concurso “Raúl Salmón de la Barra ” en La Paz como Mejor Director y Mejor Actor Secundario con la obra “Atropos” de Wilder Cervantes. En 1993, 1998 y 2004, recibe el Premio Nacional de Teatro Peter Travesí Canedo con las obras: “Eureka”, “No le digas…” y “De madera hermano de madera…” El 2000 recibe el premio “Kusillo” a la Mejor Trayectoria Teatral en el Festival Internacional de Teatro FITAZ en La Paz - Bolivia. En el 2004 obtuvo la nominación como Embajador Mundial de Teatro de los Temporales Teatrales de Puerto Montt (Chile) y en el 2010, recibe el Premio Galvano en el Festival Internacional de Teatro ZicoSur Pedro de la Barra , en Antofagasta (Chile). “El santo cuerno” una obra sobre la vida de los lustrabotas de La Paz , le valió al actor y director David Mondacca el primer lugar en el III Concurso Adolfo Costa Du Rels de escritura dramática. Recientemente puso en escena la obra “Aparapita”, una adaptación de los primeros cinco capítulos de “Felipe Delgado”, una de las más significativas e importantes novelas bolivianas que fue escrita por Jaime Saenz. (Con datos de Wikipedia y montículo.com)
"Queda un sabor de amargura porque somos de La Paz , trabajamos acá, y de pronto es la ciudad donde menos cabida tenemos"
miércoles 19 de octubre de 2011
Crítica teatral sobre "Aparapita", de Mondacca/Teatro
Por Hipólito Huec.
El blog Acción para el teatro – APARTE se congratula de recibir su primera colaboración externa: se trata del especialista Hipólito Huec. A continuación, las palabras del reconocido crítico:
Claudia Andrade, responsable de la dirección y puesta en escena de esta obra, ha sido una revelación, pues se advierte en ella una mano firme en la dirección de actores y un hilo conductor que la lleva a un acertado diseño de iluminación y a la selección musical.
Después de la primera obra de Jaime Sáenz, No le digas, unipersonal de David Mondacca, la compañía Mondacca Teatro ha realizado otras dos adaptaciones de la obra de Sáenz: Santiago de Machaca y Los cuartos. Consideramos que Aparapita ha logrado traducir la obra de Sáenz con mucha mayor solvencia escénica que las otras dos últimas propuestas.
Adaptar una narración al lenguaje escénico presupone un reto superior a lo que la mayoría de la gente pueda creer. Este cruce de lenguajes es para la dirección escénica un verdadero desafío, y consideramos que, en esta ocasión, a pesar de ciertas dificultades en la adaptación de la novela al drama escénico, la directora logra su objetivo airosamente.
El pensamiento de Jaime Sáenz, no carente de humor negro, está presente en la obra a través de los personajes, la ambientación, el contraste y el manejo muy acertado de los grupos corales. En este caso, quince “aparapitas” (cargadores de mercancías), que no tienen diálogos, pero que sustentan las escenas con una excelente coreografía, que se convierte a momentos en elemento escenográfico, completando la escena general y transportándonos al mundo del delirium tremens del personaje Felipe Delgado.
Jaime Sáenz, poeta y narrador nacido en La Paz (Bolivia), ha sido el autor elegido por la compañía Mondacca Teatro. Este escritor centró sus obras en el submundo marginal de las noches paceñas. Un mundo oscuro sustentado por el alcohol y la droga; personajes grotescos, a veces fantasmales, en donde se entremezcla el eros y thanatos criollo. La obra Aparapita está basada en la novela Felipe Delgado de este narrador paceño, que ha sido traducida a varios idiomas.
Sería gratificante para la escena boliviana ver a esta directora abordando otros textos, tanto contemporáneos como clásicos. Claudia Andrade, nacida en La Paz , ha tenido una formación artística principalmente como actriz. Su actividad principal ha sido y es la producción, la promoción y la gestión artístico – cultural.
Domingo, 16 de Octubre de 2011 Arte Metamorfosis de Felipe Delgado La Razón
Aparapita • Una escena de la adaptación de la novela ‘Felipe Delgado’.FOTO: mondaca teatro
2012/0212/Suplemento: Ramona
El saco del aparapita y otros secretos
RESEñA DE EL APARAPITA DE MONDACCA/TEATRO, PRESENTADA HACE UNA SEMANA EN EL ACHá
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho
más que la simple teatralización de fragmentos
de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz.
En realidad es la transfiguración de un Sáenz
esencial a un...
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho más que la simple teatralización de fragmentos de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz. En realidad es la transfiguración de un Sáenz esencial a un ámbito más tangible, rebosante de amenidad e identificación. Quizás ese sea el mérito más loable: presentar la complejidad de un universo personal extraordinario con claridad y contundencia, sin caer en pretensiones nebulosas. Un conjunto de imágenes, olores y sonidos inician el viaje por parajes tan reales como malditos, tan oníricos como reveladores. Ya quisiera el cine 3D tener esa capacidad de ensoñación. La puesta en escena demarca un espacio exento de los tan molestos fanáticos y detractores, no hay lugar para falsas posturas. El Aparapita ofrece un humor simple, lejos de cualquier sofisticación, sincero, cotidiano. Humor de la calle, como el de aquellos que ríen para no morir. Nos otorga, también, las llaves para acceder a la literatura del paceño desde nuevas perspectivas. Pone delante de nosotros un escritor diáfano, entregado a la búsqueda de los misterios del mundo. Es así que la obra dirigida por Claudia Andrade consigue develar el espíritu vivificante de un hombre condenado al prejuicio insano de la necrofilia. Las notables actuaciones de María Elena Alcoreza, Rodrigo Ayo y David Mondacca acercan al público a personajes que estamos acostumbrados a juzgar, despreciar y, en el peor de los casos, ignorar. Es en estos seres donde Sáenz halla el cáliz sagrado de la sabiduría. Solo en “El Purgatorio” de Corsino Ordoñez la vida puede ser asumida como tal. Ese es uno de los mayores secretos. Encontrar lo extraordinario en lo ordinario se dijo en estas mismas páginas la semana pasada. El cometido parece haber sido alcanzado.
A pesar de la fidelidad que se le guarda a la “La Paz” de Sáenz, El aparapita es una obra universal. Las lecturas previas no son imprescindibles y de alguna forma llegan a ser perjudiciales. Mondacca ofrece a Felipe Delgado y su autor sin restringirse a conceptos prefabricados. No traiciona a Sáenz, ni se entrega a él sin miramientos. Valiéndose de una bella metáfora se yergue solitario por encima de los nuevos esnobismos circundantes a lo saenzeano. Para éste un saco de aparapita, quizás la mayor de sus fascinaciones, es el porvenir de su propia obra. Su mirada rehuyó al tiempo y supo ver que sus textos en el futuro no serían más que un abstracto entramado de interpretaciones y sensaciones. El peso de los años y las ideas moldeando la vestidura del poeta. Múltiples remiendos de un todo que jamás es el mismo, que nunca termina de ser confeccionado. Un final que solo llega para volver a empezar. Mondacca es un remiendo más, uno imprescindible, es un nuevo hilo en la reconfiguración de ese “saco saenzeano”. Gracias a él, a su trabajo e inspiración, esta mítica prenda del submundo paceño se ha revitalizado y ha obtenido una nueva imagen. La muerte es el olvido y el saco del aparapita no sabe de olvidos. La obra de Sáenz tampoco.
revolucionkbx@gmail.com
Opinión: http://www.opinion.com.bo
Por: Jhenny Nava B. cultura@opinion.com.bo | 03/02/2012 | Ed. Imp.
David Mondacca llegó el miércoles a Cochabamba para preparar la obra. MartÍn Numbela
Aparapita la obra de teatro de David Mondacca, que desde hoy se presenta en el teatro Ácha, tiene el objetivo de acercar a los espectadores a la literatura del escritor paceño Jaime Sáenz.
Con este objetivo, Mondacca estuvo trabajando más de un año en la preparación de la obra de teatro que fue presentada en octubre en la ciudad de La Paz y que ahora deleitará al público cochabambino hasta el 5 de febrero.
“Si logramos que el espectador se motive y se entusiasme para abordar la obra literaria, será misión cumplida, es un aporte que queremos hacer a la literatura boliviana”, dijo a tiempo de mencionar que en Bolivia se debe leer lo que nuestros autores producen, porque sus obras están acordes a nuestra realidad y eso nos ayuda a definir nuestra identidad.
La obra dirigida por Claudia Andrade fue realizada con fragmentos de los cuatro últimos capítulos de la novela “Para leer a Felipe Delgado”y de un ensayo denominado “El aparapita de La Paz”.
Mondacca que interpreta en la obra el papel principal de Felipe Delgado indica que este trabajo tiene tres versiones; uno unipersonal, una versión grupal y una versión reducida.
La que se presentará en Cochabamba y que cuenta con mayor cantidad de elementos es la versión grupal.
Luego de las funciones en Cochabamba la obra pensada por Mondacca desde hace unos 15 años y que al fin se hizo realidad abrirá en el mes de marzo el Festival de Teatro de La Paz, (Fitaz) y luego hará una gira por algunos departamentos del país.
HOY A LAS 19:30 COMIENZAN LAS FUNCIONES EN EL TEATRO ACHá. EL OBJETIVO DEL AUTOR DE LA OBRA ES MOTIVAR A LOS JóVENES A LEER AUTORES BOLIVIANOS on laC�ldP�e�flivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.
En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Ed. Impresa Un trozo de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz interpretado por David Mondaca “Aparapita” desde hoy en el teatro Achá Por Redacción Central | - Los Tiempos - 3/02/2012 Hoy se estrena en el teatro Achá “Aparapita”, inspirada en Jaime Saenz y su trascendental obra “Felipe Delgado”, con la participación estelar de David Mondaca y su singular elenco de actores. El telón estará abierto hasta el 5 de febrero. La puesta en escena fue dirigida por Claudia Andrade y adaptada por Mondaca.
La actuación se complementará con la participación de los actores: María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías, además de la participación especial del Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
La musicalización está a cargo de Luís Elías y Rodrigo Ayo, la escenografía por Ramiro Vargas, la edición de sonido por Yamil Zaiduni y Daniel Prieto, la utilería por Miguel Ángel Mamani y el vestuario por Mondaca Producciones.
De las cuatro obras interpretadas por Mondaca: “No le digas”, “Santiago de Machaca”, “Los cuartos” y “Aparapita”, esta última, según la valoración de analistas y escritores, es la obra que mejor refleja el espíritu poético de Saenz plasmado en “Felipe Delgado” y que además se actualiza con la realidad de Bolivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.
En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Opinión: http://www.opinion.com.boLa Ramona.Cochabamba, Bolivia, Domingo 05 de febrero de 2012
Hace 40 años que David Mondacca inició su carrera actoral. Trabajó en más de cien obras teatrales y otras tantas cinematográficas. En los últimos años se entregó a la tarea de difundir nuestras letras, especialmente el legado Jaime Sáenz. Convertido en la personificación misma del paceño, David Mondacca no oculta su admiración por la narrativa y la poesía “saenzeanas”. Sin embargo, aclara que no es un fanático y que su intención es, en realidad, promover el acercamiento a la literatura nacional. No le digas, Santiago de Machaca y Los cuartos, son preludios a la cuarta entrega inspirada en los textos del paceño. Presentada el pasado octubre en La Paz con éxito absoluto, El aparapita es, según Ricardo Bajo, el trabajo “más ambicioso, el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más solida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Sáenz”. Con la dirección de Claudia Andrade y la compañía de reconocidos actores como María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luís Elías y Alejandro Cambero, Mondacca Teatro escenifica fragmentos de la obra más sólida y condensada del mítico escritor nacional, Felipe Delgado. Hoy a las 19:30, en el Teatro Achá (calle España entre Heroínas y Bolívar), se presentará la última función. El costo de la entrada es de Bs 40. La cita es ineludible.
-No es común que Mondacca Teatro se presente en Cochabamba. ¿Cómo se gestiona la llegada en esta ocasión?
Creo que la última presentación que tuve acá fue De madera hermano de madera el año 2004, celebraba tres décadas de actividad. Después estuve en dos oportunidades más. Hay una falta de espacios, tanto alternativos como formales, que ahoga a los actores. Por ejemplo, esta obra requiere de un espacio formal, platea, público, tramoya, espacio oscuro y luces. Es difícil. Estamos hace unos tres a cuatro años buscando el teatro Achá, pero siempre está copado. Felizmente ahora logramos esta temporada que para nosotros es muy grata. En La Paz también es complicado. El año pasado se presentó la obra dos días, que no alcanzan para nada. Claro que allá se atraviesa otro tipo de problemas. Muchas cosas confluyen en eso. No falta la muñeca política. El Teatro Municipal, que es el único espacio profesional, no se ha jerarquizado. Entonces cualquiera tiene acceso al Municipal, pero no están los que deberían estar.
-¿Esta escasez de espacios no responderá a una predilección por otro tipo de manifestaciones artísticas y culturales?
Hay un fenómeno curioso. Yo estoy de acuerdo con la experimentación. Pero eso tiene su lugar y hay que saber nombrar las cosas. Estuve en Buenos Aires el año pasado, donde el Teatro San Martín tiene anexos, ahí están las manifestaciones amateur, experimentales. No todos los gatos van en la misma bolsa. No todos tienen acceso al espacio del San Martín como tal. Eso es para los grupos profesionales. Como decía, en el caso del Municipal, nosotros no tenemos esta jerarquización. Una juntucha de amigos hace un musical, o se copia un musical y la muñeca del hijo de un diputado, o un senador de por medio, hace que tengan cinco días. Pero para la gente profesional, como en nuestro caso, el acceso es limitado. No apelamos a esas influencias. Es lamentable, doloroso, “desmotivante”, pero es la realidad del país y hay que atenerse a eso.
-Dijo que la obra necesitaba un espacio formal para su presentación, coméntenos los detalles de la puesta en escena.
Esta es la versión grupal. Tuvimos la necesidad de hacer tres versiones de nuestras obras. Una que hicimos en La Paz, esta grupal donde somos 15 personas y otra versión de dos que acaba de presentarse en el Ciclo Sur de Antofagasta. Con esta versión grupal vamos a recorrer el país. Requerimos un espacio formal porque es una obra grande, hay una puesta en escena donde la luz, el sonido y el espacio físico son determinantes. Todos estos elementos son los otros actores, por ejemplo la oscuridad que resulta esencial. Capturar ese universo onírico que Sáenz habitaba y hacía transitar a sus personajes es ingresar a un mundo de penumbra, de cierta oscuridad y densidad que solamente puede lograrse con la luz. Alguien decía que la luz es el primer actor en el teatro.
-Habla del mundo onírico de Jaime Sáenz, los espacios indescifrables que habita y describe, la complejidad de su obra en sí. En ese contexto, ¿Cómo fue el proceso de adaptación de sus obras? ¿Cuánto tiempo demoró en este caso?
Desde los años ochenta leo Felipe Delgado y estoy impregnado por la literatura de Jaime. Fui amigo suyo. Cuando él dictaba la cátedra de Literatura Creativa en la UMSA tuve mayor acercamiento. El primer intento de aproximarme a su narrativa fue No le digas, que es una obra presentada en el país y fuera de él, que obtuvo múltiples reconocimientos. Es un “unipersonal” basado en textos de Jaime Sáenz, intentando mostrar su mundo. Luego vino Santiago de Machaca, una obra que trajimos a Cochabamba, como invitados en uno Festivales Peter Travesí, también con un grupo numeroso. Este fue un intento más ambicioso de tomar el mundo saenzeano. Luego Los cuartos, que no pudo llegar a Cochabamba, que es una pequeña novela que se publica de modo póstumo. Ésta (El aparapita) es la cuarta propuesta. Siempre le tuve un poco de miedo al Felipe Delgado, no me metí con esos textos. Siempre opté por otros menores. Pero nos dimos cuenta que Felipe Delgado abriga todo, es como una matriz, ahí están todos los personajes. Confluyen infinidad de historias y personajes. Tomar la novela es imposible. No quiero ser arrogante, es por eso que digo que lo nuestro son fragmentos. Toda la obra alberga 56 capítulos y cada uno de ellos es una pequeña novela. He tomado los últimos cuatro capítulos de la primera parte, porque me parece que hay varios textos dramáticos, muchas situaciones que sirven para la escena misma. La adaptación en sí, el definir los textos sobre todo, duró cerca de un año y otros cinco meses en los que Claudia (Andrade) se encargó de la dirección y producción de la obra. Es una obra ambiciosa.
-¿Cómo se consigue fragmentar una obra que concentra la esencia de Sáenz, una novela que no se puede imaginar sino como unidad?
Por eso mismo el título es El aparapita. Tomamos como premisa el ensayo El aparapita que fue publicado entre 1965 y 1968. Por ese entonces creo que Jaime vivía con los aparapitas, compartía con ellos, bebía con ellos. Él llevaba una vida muy intensa. Entre paréntesis, a lado del título, dice “paraleerafelipedelgadodejaimesaenz”, sin espacios, como si escribiera un fantasma o un niño. Entonces es un intento de acercarnos. Vamos a encontrar fragmentos de estos cuatro capítulos, que de alguna manera definen el camino que va a seguir la novela, esa búsqueda de quién es Felipe Delgado en el mundo, dónde vive, qué es la bodega y porqué encuentra la bodega cuando en realidad buscaba la tumba. También tomo fragmentos de La piedra imán, especialmente los autobiográficos, los conflictos con su padre y su madre. Del poema La noche usé unos versos donde él mismo dice, creo después de su primer delirium tremens, que el camino del conocimiento es el alcohol, pero que es el más sórdido que se puede seguir. Hemos tomado la música de Simeón Roncal. La huerfána Virginia es el sustento musical de toda la obra. Hay algo de Adrián Patiño, uno de sus músicos preferidos. Hemos encontrado, Claudia Andrade en todo caso, una versión del Trueno Saucedo, un trovador de aquellos tiempos, cantando el Nevando está completo. Entonces hay unidades dramáticas exquisitas en estos fragmentos, que por sí solas cuentan la historia. Nos hemos arriesgado, porque es un riesgo trasponer el texto, llevarlo hacia el espacio escénico sin que pierda su esencia. Ahora, si bien el teatro es la fusión de todas las artes, tiene elementos que la literatura no. La imagen, por ejemplo, que es fuerte y contundente.
-Dijo que Felipe Delgado experimenta una búsqueda de sí mismo, un viaje interior, una experiencia íntima. Como actor seguramente esto facilita la interpretación, contrariamente a lo que ocurriría con la guionización y la puesta en escena, donde debió representar un gran reto.
Es un reto. Me sentí un poco incómodo de poner las manos a la obra que es pilar fundamental de la literatura boliviana. Pero nuestro interés es siempre el motivar la lectura de lo nuestro. Si de diez espectadores uno lee Felipe Delgado, misión cumplida. Porque seguramente se creará la avidez de que su familia, su novia, sus amigos lo lean. Nuestro intento es forjar la identidad nacional y creo que el teatro debe extractar y condensar las impresiones del pueblo, de la gente común y corriente y colocar esos sueños en escena. Nuestra motivación esencial, por lo tanto, es leer lo nuestro, así como tenemos que ver nuestro teatro. Valorar lo propio. Hace muchos años estamos en esta búsqueda y creo que ahora podemos decir que hacemos un teatro con identidad nacional.
-Cada vez se lee menos y para generar este acercamiento a las letras nacionales es necesario darle un revulsivo a lo literario. Luis H. Antezana decía que Sáenz y usted eran dos caras de la misma moneda. Usted parece haberlo reinventado. ¿Cómo consiguió recrear una obra que en apariencia es completa, intocable y poco accesible al público?
En primer lugar el teatro tiene que tomar el ritmo de la actualidad. Ahora ya no nos aguantamos una obra de tres actos. Dicen que el original de Hamlet dura doce horas y se lo ha ido comprimiendo. Por tanto debemos tomar el ritmo de la actualidad, del internet. Entras a tu e-mail y quieres todo en el momento. Es una prisa por vivir, una avidez por vivir. Si la obra no tiene ritmo, se muere. El concepto del tiempo ha cambiado. Ya no se aguanta una obra de dos horas. Para hacerlo tendría que ser excelente, tener los mejores actores, para no caer en lo que ha pasado con el cine hollywoodense: Efectos excesivos para hacernos saltar en la butaca y despertarnos, porque sus argumentos ya no nos convencen. Nuestra propuesta es unitaria, no hay fragmentación y dura una hora. El teatro tiene que ser intenso. Tocar lo nuestro es fundamental, hacer que el espectador se identifique con el personaje. Cuando este se rodea del halo que tiene el escenario ya es mágico. Lo que tenemos que hacer, y este fue nuestro mayor desafío en este caso, es mostrar lo extraordinario que es Sáenz. Que no tiene nada que envidiar a escritores foráneos, por algo fue traducido al italiano y otros idiomas. Nos corresponde develar lo magnífico que es lo nacional. A veces por la cercanía no advertimos lo que es el país y el modo de ser tan único que tenemos.
-Mostrar lo extraordinario de Sáenz bajo el mito que lo envuelve no resulta nada fácil. ¿Cómo logra no ser absorbido por la figura del escritor?
Siempre digo que es un terreno deleznable y hay que andar con cuidado. El actor no está exento de la identificación. Está bien que suceda en el escenario, pero fuera de él no. Se me grabaron las palabras de Liber Forti que me decía, al verme hacer Eureka que es una obra que requiere gran esfuerzo físico y mental, que me consideraría actor cuando vea el personaje colgado en el camerino y pueda irme tranquilo. Hasta el 93 yo no podía hacer eso. Ya en No le digas lo conseguí. Había que encontrar el modo de purgarse, de despojarse, porque es un terreno lleno de pasos falsos, por la intensidad de la vida de Sáenz. Él mismo nos dio una receta: En las crisis definitivas del alma el humor salva. Hay que reírse de uno mismo, no tomarse las cosas en serio. Es el mejor antídoto para no ser presa de estas emociones y sentimientos que nos tocan a todos. Hay algo que también está presente constantemente y es parte de la premisa. Aquello de que si no hay dolor, ni peligro, ni riesgo, no hay nada. La obra tiene que doler, sino qué podemos decir en escena. El actor tendrá que encontrar sus propios modos de purgarse, de no quedarse infestado de estos fantasmas que habitan la obra. Eso requiere madurez y creo estar maduro como actor.
-El humor de Sáenz, su amor por la vida, todo lo que nos cuenta parece romper con el prejuicio del Sáenz oscuro, borracho, pesimista, etc. En contrapartida hay gente que quizás lo sobrevalora. ¿Qué lugar ocupa David Mondacca en tiempos en los que el mito va devorando al escritor?
Una vez un poeta me dijo que no había visto mi obra porque odiaba a los fanáticos. Le respondí que no era fanático, porque si lo fuera no podría tocar la obra de Sáenz. Yo la toqué y me adentre en sus mundos. Otro poeta, amigo del anterior, me dijo: “Pudiste entrar y salir David”. Y me lo dijo con reconocimiento y afecto. Luego Edwin Guzmán me preguntaba “¿Qué harás con Sáenz? Tan denso, tan pesado”. Después de ver la obra me contestó: “Reconozco tu aporte Mondacca, has develado el espíritu popular del Jaime”. No sabes cómo se reía con Sáenz, el humor que tenía. Cuando hicimos Santiago de Machaca invitamos a dos actrices de peso, Sandra Peña y la gran Norma Merlo. Ellas tenían el concepto de que Sáenz era un alcohólico que hablaba de la muerte y tenían miedo. La obra les producía pesadillas y experiencias lúcidas durante el sueño. Entonces trajimos al director de cine, recientemente fallecido, Néstor Agramont, amigo personal de Jaime. Él se encargó de hablarnos sobre el humor que tenía nuestro autor. En su narrativa esta el humor de lo boliviano. El Corsino Ordoñez grita “¡Carajo, en mi casa no entra la cerveza!”. Sáenz vociferaba así. En su casa no entraba la cerveza. También se preciaba de ser un bebedor que tomaba en tazas desportilladas, de porcelana, en jarros abollados o en copas de cristal. El modo de enfrentarse a la muerte y a lo inevitable en el hombre es el humor. Él se reía mucho, era de lo más irreverente que uno podía conocer. Sus amigos íntimos dicen eso y en sus textos uno se ríe mucho. Ayer recordábamos uno donde dice que se debería fundar el “Partido Único Fanático Boliviano” para salvar el país. Jaime mira las cosas que nosotros ya no podemos ver por este mundo moderno, esta civilización, esta barbarie diría yo. Así no podremos ver lo que somos realmente.
-Sabemos que trabajó con los “lustras” de El Alto. ¿Esta atracción por lo marginal, que encarna un misterio oculto que parece ir desapareciendo con el tiempo, no le produce una atracción por trabajos más contemporáneos como los de Viscarra, Piñeiro o Cárdenas?
Para mí no es muy distante la vida en esos espacios. Yo provengo de barrios muy populares y de alguna manera me alimenté de aquello. Desde mi familia, con una fusión curiosa, mi madre pandina y mi padre de orureño. Sin embargo, habitamos los barrios más populosos de La Paz. Esto de compartir con seres marginales me recuerda un poema de Bukowsky. “Siempre se me acercaron los locos, las putas de medias chorreadas, pintarrajeadas, los de dientes quebrados, los hombres con las vidas rotas. Siempre se me acercaron”. Uno tiene como un imán para eso. Los ocho años en El Alto fueron increíbles. La realidad siempre superará la ficción. Lo que uno cuenta es verdadero, a veces tanto que, lo que colocamos en escena, es tan solo un trazo rápido. Respecto a próximos trabajos, esta es la cuarta obra que hacemos de Sáenz, queda una más que es imposible no tocar: La piedra imán. Un poco saliendo de esto, estamos haciendo Jodorowsky, tres cuentos, contamos con su permiso para representarlos. En los últimos años también he difundido mucho la gran obra de este poeta. También trataremos a Bukowsky. Finalmente El gato con botas, que es una obra para niños, que la hacemos porque te limpia, te permiten una catarsis. Descubrí esto viendo a dos actrices que ensayaban una obra dramática. En ellas vi una actitud extraña, en la que me vi reflejado. Al terminar el ensayo, ambas se quedan pegadas en la pared y comienzan a golpearse la cabeza. A lo que el director, sumamente conmovido, dice: “Esto es un verdadero ensayo”. Puro ego. El actor tiene que ponerse trampas para no sucumbir con su ego. A veces nos pertrechamos con el ego porque trabajamos con emociones y sentimientos. El actor se desnuda en escena, pero gracias al personaje. Desde entonces dije dramas nunca más y asumí la tragicomedia, que te haga reír y llorar. La vida misma.
-Siendo la vida una tragicomedia, ¿el actor en Bolivia vive más riendo o llorando?
Bueno, tiene que reírse de la situación porque sino se suicida. Hacer teatro es muy difícil, hay que tener un grado de locura. La indiferencia nos matará. A los políticos no les interesa, a las autoridades tampoco, uno que otro espíritu sensible se da cuenta del instrumento de transformación que es el teatro. Cuando dices que eres actor te miran de pies a cabeza y siempre con dudas. Se requiere una carga onírica muy intensa y no ceder. A estas alturas de mi vida ya es casi imposible hacerlo. Como dice la obra, no me queda más que recorrer el camino que queda. Un mundo no se encuentra, hay que forjarlo. Yo forjé mi mundo en base al teatro, desde muy jovencito decidí vivir del teatro. Mucha gente se sigue riendo, pero aquí estoy feliz porque represento a mi país, traduzco los sueños de mi gente y esa es una labor que siempre es privilegiada y extraordinaria. Hay que pelear con el mundo para hacer teatro, no desmayar. No dejar que tu mundo de la creación sea afectado por lo que pasa afuera.
-Para terminar, aunque todo parece dicho, la pregunta cliché. Sería importante recalcarles a esas almas sensibles que mencionaste, jóvenes que quizás pretenden dedicarse al teatro, cómo afrontar una vida de entrega al arte. ¿Qué les diría?
Estoy cumpliendo 21 años dando un taller en la UCB que no busca formar actores. Es un taller de expresión artística. Es optativo, ni siquiera califico. Curiosamente este taller formó una cantidad de gente que optó por el teatro. Hay unos siete elencos que surgieron de ahí. Yo me encargo que todos salgan con un equipo formado. En este mismo momento se están desprendiendo dos grupos más. Logro independizarlos, aconsejándoles que terminen su profesión. Entran a estudiar una carrera cualquiera e ingresan al taller. En la obra misma tenemos unos siete actores provenientes de esa cantera. El teatro es una puerta al alcance de cualquiera. No se necesita más de lo que Molliëre decía: un verso, un trasto, una pasión. Nada más. Puedes hacer teatro con tu voz, tu cuerpo y una silla. Además tiene una virtud, mostrarnos lo mezquinos o lo magnánimos que podemos ser. El teatro debe ser un ejercicio constante. Si alguien quiere abrazar la carrera de actor, el país es difícil pero no imposible. Como decía Facundo Cabral, cuando amas lo que haces la vida es una fiesta. Nosotros vivimos una eterna fiesta. Porque retratamos lo nuestro, el ser humano. Para mí el teatro es un camino de conocimiento de por vida. Engancharse con el éxito o la fama es la peor trampa, no hay tal. Detrás de la fama no hay más que una soledad espantosa. El consejo sería: Vivan la fiesta.
revolucionkbx@gmail.com
Los tiempos: http://www.lostiempos.com Miércoles 26 de octubre del 2011. Actualizado a las 21h46 (Gmt -4)
David Mondacca: «El teatro confirma que existo»
Por Mónica Oblitas - Los Tiempos - 23/10/2011
Fotos: Fernando Cuellar LUEGO DE UN CORTO PERO ROTUNDO ÉXITO CON SU RECIENTE OBRA “EL APARAPITA” | MONDACCA SE ANALIZA ENCIMA Y DEBAJO DE LAS TABLAS. Quizá sea el ser actor, lo que lo convierte en un hombre de contrastes. Por una parte habla de lo denso que puede llegar a ser el teatro, pero por otro lado se ilumina cuando cuenta de los títeres que fabrica con sus propias manos, de su pasión por el teatro para niños, de cuánto lo llena enseñar... David Mondacca tiene justamente la combinación perfecta que se necesita en un actor de peso. Y mientras transcurre la entrevista, van mostrándose las diferentes facetas del dramaturgo, director, productor y pedagogo que, por su larga trayectoria, ha establecido una corriente teatral en el país. ¡OH! ¿Sale satisfecho de esta última obra, que además piensa estrenar en Cochabamba? Por la obra en sí, por supuesto, pero para un esfuerzo descomunal, con más de 20 personas en escena y otras detrás, nos han dando sólo dos días. El Teatro Municipal no se jerarquiza a sí mismo, supuestamente es uno de los pocos teatros construidos para cumplir esa función, pero se presentan peñas, grupos musicales a los que se les da cinco días de función y si mueven influencias les pueden dar más aún, así que nosotros, como teatro, nos sentimos huérfanos.
Muchos trabajos colectivos teatrales se han quedado en nada. Juntar el elenco de la Católica , de El Alto y mi grupo, en una obra reciente, significó reunir, religar, pero fueron sólo dos días. Fue un trabajo casi al agua. Ni hablar de recuperar lo invertido. Y cada vez es más difícil.
Este año hemos peleado para que nos den esta temporada, nos la tenían que dar en agosto, pero a duras penas nos han dado dos días en octubre. ¡OH! ¿Vale la pena tanto esfuerzo? Uno protesta mucho, no eres feliz, pero vale la pena. Esta es una frase de “El Vestidor”, una obra de Shakespeare que para mí es absolutamente válida.
¡OH! Leí en una entrevista que Ud., decía tener la suerte de ser uno de los pocos actores que podía vivir del teatro. ¿Esa afirmación se mantiene?
Mira, hace unos años había el famoso TIBO (Teatro Independiente Boliviano), y en ese entonces se calculaba que una docena de personas podían vivir del teatro. Creo que hoy son menos, pero no quiero averiguarlo. Acá cito a Facundo Cabral que dice “Cuando amas lo que haces, o haces lo que amas, la vida es una fiesta.” Felizmente, es duro, pero no me veo haciendo nada más y además ya es tarde para buscar otra cosa.
¡OH! ¿Es el teatro un riesgo? Y no hablemos sólo del dinero, sino de la influencia en el vivir, en el ser como persona...
Me seduce el teatro porque genera otra realidad. Tenesse Williams decía que hacia teatro porque mostraba la violencia de las relaciones humanas. A mí me seduce el teatro desde mi adolescencia porque el teatro era lo único que me confirmaba que yo existía, porque esta realidad me hacía sentir como viviendo una especie de adormecimiento y ese estado de alerta que debes tener en el escenario, me seducía. Yendo un poco más allá, todavía me encantan los personajes delirantes. Y acá te cito un poema de Bukowsky: “Siempre se me han acercado los locos, los de vidas rotas.” Y el teatro tal vez me da la dimensión real de la vida. ¡OH! ¿Cómo separarse o fundirse con los personajes? Hasta hace poco yo, todavía con los bríos de la madurez, competía con mis personajes, quería buscar experiencias más fuertes que las de ellos. En ese sentido era un riesgo. Pero te confieso que últimamente estoy tranquilo, con una actitud muy mesurada hacia las cosas, porque también como que uno de pronto hurga universos muy densos. El caso de “Felipe Delgado” por ejemplo, es un terreno deleznable, que se hunde fácilmente. Pero también recuerdo aquello que dicen que cuando el Quijote recobra la razón, se muere. ¡OH! Ser actor en La Paz , dado el singular contexto de esta ciudad, debe marcar al actor de alguna forma... Cuando me he alejado un tiempo de La Paz , aún al interior del país, he empezado a cuestionar mi profesión, pareciéndome una locura lo que hago, he empezado a perder el contacto. No sé si acá en La Paz es la densidad, lo mágico de las montañas o tal vez es que mi único modo de vivir es haciendo esto, este arte, donde involucro mucho de mi yo verdadero. Cuando he estado distante, he empezado a ver como extraño el hecho de hacer teatro. Aquí entiendo por qué hago teatro. No tendría otro modo de vivir. Afuera me he sentido como huérfano de algo, no sé de qué… Yo vivo del teatro, y sentirme así me ha dado miedo. Además estos mundos densos de La Paz no son extraños para mí porque me he criado en ellos. Y durante la adolescencia, donde uno está ávido de experiencias, creo que me he reventado con todo. Un director me decía que la única forma de ser actor es a través del sufrimiento. ¡OH! ¿Cómo es el público boliviano, cómo se diferencia entre sí? El paceño es un tanto huraño, le cuesta romper la línea divisoria, cuando se emociona mucho lo hace, pero le cuesta. El cochabambino es mucho más afable, más espontáneo, y ni qué decir del oriental que es más expresivo todavía. El paceño es difícil y peca de solemne ¡OH! Cuando me hablaba de que ahora toma las cosas de manera más mesurada, no quería decir que está resignado a ciertas circunstancias ¿Verdad?
Quiere decir que he tenido problemas de salud. El teatro es muy fuerte. Yo ya tengo 56 años y a veces me olvido de eso, y los excesos, el trasnoche, y aunque hay un rigor, se hace costumbre vivir de modo exaltado. Y es una búsqueda interesante. Pero a cierta edad he tenido problemas de salud, mi conflicto de siempre es nervioso, por estrés, he tenido laberintitis e inflamación de las vértebras y sé que ahora debo cuidarme. Por ejemplo para hacer la obra “Eureka” tengo que estar en perfecto estado de salud porque es un desgaste muy fuerte. Para “Felipe Delgado” he bajado 10 kilos. El subir y bajar de La Paz a El Alto a diario, etc., no es fácil.
¡OH! ¿Cómo hace para interponer su yo ante personajes densos y problemáticos? Yo me río mucho. Un poeta me dijo un día que odiaba a los fanáticos, a los que habían hecho de Jaime Saénz un culto. Yo le dije que yo era un fanático porque si lo fuera, no habría podido hacer la obra. Saénz es muy denso, muy fuerte. A veces hay personalidades tan fuertes que te absorben y uno puede ser el primero en quemarse. Más bien he logrado mantenerme distante. El escenario es un lugar donde si entras a proyectarte tú como persona se hace muy peligroso, porque es el primero que te va a decir que la belleza es efímera, que somos efímeros en la vida. La condición del actor es entrar al escenario como a un rito, con respeto. Te vuelves animista haciendo teatro, le das vida a las cosas porque ensayas con ellas. Tienes que entrar despojado, esa es la condición. Y de ahí que los actores mayores son supersticiosos. Yo a esta edad creo en todo. Sé que puede estar todo perfecto pero va a ocurrir algo, por eso la importancia de ser humilde, de respetar el ritual, el escenario. Perfil David Mondacca
David Mondacca (8 de septiembre de 1955, La Paz ), es uno de los referentes de las artes escénicas del país por su trayectoria con reconocimiento internacional. Actor, director y dramaturgo, se inició en el mundo de las tablas en 1973. En 1994 ganó el concurso “Raúl Salmón de la Barra ” en La Paz como Mejor Director y Mejor Actor Secundario con la obra “Atropos” de Wilder Cervantes. En 1993, 1998 y 2004, recibe el Premio Nacional de Teatro Peter Travesí Canedo con las obras: “Eureka”, “No le digas…” y “De madera hermano de madera…” El 2000 recibe el premio “Kusillo” a la Mejor Trayectoria Teatral en el Festival Internacional de Teatro FITAZ en La Paz - Bolivia. En el 2004 obtuvo la nominación como Embajador Mundial de Teatro de los Temporales Teatrales de Puerto Montt (Chile) y en el 2010, recibe el Premio Galvano en el Festival Internacional de Teatro ZicoSur Pedro de la Barra , en Antofagasta (Chile). “El santo cuerno” una obra sobre la vida de los lustrabotas de La Paz , le valió al actor y director David Mondacca el primer lugar en el III Concurso Adolfo Costa Du Rels de escritura dramática. Recientemente puso en escena la obra “Aparapita”, una adaptación de los primeros cinco capítulos de “Felipe Delgado”, una de las más significativas e importantes novelas bolivianas que fue escrita por Jaime Saenz. (Con datos de Wikipedia y montículo.com)
"Queda un sabor de amargura porque somos de La Paz , trabajamos acá, y de pronto es la ciudad donde menos cabida tenemos"
2012/0212/
Suplemento: Ramona
El saco del aparapita y otros secretos
RESEñA DE EL APARAPITA DE MONDACCA/TEATRO, PRESENTADA HACE UNA SEMANA EN EL ACHá
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho
más que la simple teatralización de fragmentos
de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz.
En realidad es la transfiguración de un Sáenz
esencial a un...
más que la simple teatralización de fragmentos
de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz.
En realidad es la transfiguración de un Sáenz
esencial a un...
El Aparapita de Mondacca/Teatro es mucho más que la simple teatralización de fragmentos de Felipe Delgado y otras obras de Jaime Sáenz. En realidad es la transfiguración de un Sáenz esencial a un ámbito más tangible, rebosante de amenidad e identificación. Quizás ese sea el mérito más loable: presentar la complejidad de un universo personal extraordinario con claridad y contundencia, sin caer en pretensiones nebulosas. Un conjunto de imágenes, olores y sonidos inician el viaje por parajes tan reales como malditos, tan oníricos como reveladores. Ya quisiera el cine 3D tener esa capacidad de ensoñación. La puesta en escena demarca un espacio exento de los tan molestos fanáticos y detractores, no hay lugar para falsas posturas. El Aparapita ofrece un humor simple, lejos de cualquier sofisticación, sincero, cotidiano. Humor de la calle, como el de aquellos que ríen para no morir. Nos otorga, también, las llaves para acceder a la literatura del paceño desde nuevas perspectivas. Pone delante de nosotros un escritor diáfano, entregado a la búsqueda de los misterios del mundo. Es así que la obra dirigida por Claudia Andrade consigue develar el espíritu vivificante de un hombre condenado al prejuicio insano de la necrofilia. Las notables actuaciones de María Elena Alcoreza, Rodrigo Ayo y David Mondacca acercan al público a personajes que estamos acostumbrados a juzgar, despreciar y, en el peor de los casos, ignorar. Es en estos seres donde Sáenz halla el cáliz sagrado de la sabiduría. Solo en “El Purgatorio” de Corsino Ordoñez la vida puede ser asumida como tal. Ese es uno de los mayores secretos. Encontrar lo extraordinario en lo ordinario se dijo en estas mismas páginas la semana pasada. El cometido parece haber sido alcanzado.
A pesar de la fidelidad que se le guarda a la “La Paz” de Sáenz, El aparapita es una obra universal. Las lecturas previas no son imprescindibles y de alguna forma llegan a ser perjudiciales. Mondacca ofrece a Felipe Delgado y su autor sin restringirse a conceptos prefabricados. No traiciona a Sáenz, ni se entrega a él sin miramientos. Valiéndose de una bella metáfora se yergue solitario por encima de los nuevos esnobismos circundantes a lo saenzeano. Para éste un saco de aparapita, quizás la mayor de sus fascinaciones, es el porvenir de su propia obra. Su mirada rehuyó al tiempo y supo ver que sus textos en el futuro no serían más que un abstracto entramado de interpretaciones y sensaciones. El peso de los años y las ideas moldeando la vestidura del poeta. Múltiples remiendos de un todo que jamás es el mismo, que nunca termina de ser confeccionado. Un final que solo llega para volver a empezar. Mondacca es un remiendo más, uno imprescindible, es un nuevo hilo en la reconfiguración de ese “saco saenzeano”. Gracias a él, a su trabajo e inspiración, esta mítica prenda del submundo paceño se ha revitalizado y ha obtenido una nueva imagen. La muerte es el olvido y el saco del aparapita no sabe de olvidos. La obra de Sáenz tampoco.
revolucionkbx@gmail.com
Opinión: http://www.opinion.com.bo
Por: Jhenny Nava B. cultura@opinion.com.bo | 03/02/2012 | Ed. Imp.
David Mondacca llegó el miércoles a Cochabamba para preparar la obra. MartÍn Numbela
Aparapita la obra de teatro de David Mondacca, que desde hoy se presenta en el teatro Ácha, tiene el objetivo de acercar a los espectadores a la literatura del escritor paceño Jaime Sáenz.
Con este objetivo, Mondacca estuvo trabajando más de un año en la preparación de la obra de teatro que fue presentada en octubre en la ciudad de La Paz y que ahora deleitará al público cochabambino hasta el 5 de febrero.
“Si logramos que el espectador se motive y se entusiasme para abordar la obra literaria, será misión cumplida, es un aporte que queremos hacer a la literatura boliviana”, dijo a tiempo de mencionar que en Bolivia se debe leer lo que nuestros autores producen, porque sus obras están acordes a nuestra realidad y eso nos ayuda a definir nuestra identidad.
La obra dirigida por Claudia Andrade fue realizada con fragmentos de los cuatro últimos capítulos de la novela “Para leer a Felipe Delgado”y de un ensayo denominado “El aparapita de La Paz”.
Mondacca que interpreta en la obra el papel principal de Felipe Delgado indica que este trabajo tiene tres versiones; uno unipersonal, una versión grupal y una versión reducida.
La que se presentará en Cochabamba y que cuenta con mayor cantidad de elementos es la versión grupal.
Luego de las funciones en Cochabamba la obra pensada por Mondacca desde hace unos 15 años y que al fin se hizo realidad abrirá en el mes de marzo el Festival de Teatro de La Paz, (Fitaz) y luego hará una gira por algunos departamentos del país.
Con este objetivo, Mondacca estuvo trabajando más de un año en la preparación de la obra de teatro que fue presentada en octubre en la ciudad de La Paz y que ahora deleitará al público cochabambino hasta el 5 de febrero.
“Si logramos que el espectador se motive y se entusiasme para abordar la obra literaria, será misión cumplida, es un aporte que queremos hacer a la literatura boliviana”, dijo a tiempo de mencionar que en Bolivia se debe leer lo que nuestros autores producen, porque sus obras están acordes a nuestra realidad y eso nos ayuda a definir nuestra identidad.
La obra dirigida por Claudia Andrade fue realizada con fragmentos de los cuatro últimos capítulos de la novela “Para leer a Felipe Delgado”y de un ensayo denominado “El aparapita de La Paz”.
Mondacca que interpreta en la obra el papel principal de Felipe Delgado indica que este trabajo tiene tres versiones; uno unipersonal, una versión grupal y una versión reducida.
La que se presentará en Cochabamba y que cuenta con mayor cantidad de elementos es la versión grupal.
Luego de las funciones en Cochabamba la obra pensada por Mondacca desde hace unos 15 años y que al fin se hizo realidad abrirá en el mes de marzo el Festival de Teatro de La Paz, (Fitaz) y luego hará una gira por algunos departamentos del país.
HOY A LAS 19:30 COMIENZAN LAS FUNCIONES EN EL TEATRO ACHá. EL OBJETIVO DEL AUTOR DE LA OBRA ES MOTIVAR A LOS JóVENES A LEER AUTORES BOLIVIANOS
on laC�ldP�e�flivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Ed. Impresa Un trozo de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz interpretado por David Mondaca
“Aparapita” desde hoy en el teatro Achá
Por Redacción Central | - Los Tiempos - 3/02/2012
Hoy se estrena en el teatro Achá “Aparapita”, inspirada en Jaime Saenz y su trascendental obra “Felipe Delgado”, con la participación estelar de David Mondaca y su singular elenco de actores. El telón estará abierto hasta el 5 de febrero. La puesta en escena fue dirigida por Claudia Andrade y adaptada por Mondaca.La actuación se complementará con la participación de los actores: María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías, además de la participación especial del Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
La musicalización está a cargo de Luís Elías y Rodrigo Ayo, la escenografía por Ramiro Vargas, la edición de sonido por Yamil Zaiduni y Daniel Prieto, la utilería por Miguel Ángel Mamani y el vestuario por Mondaca Producciones.
De las cuatro obras interpretadas por Mondaca: “No le digas”, “Santiago de Machaca”, “Los cuartos” y “Aparapita”, esta última, según la valoración de analistas y escritores, es la obra que mejor refleja el espíritu poético de Saenz plasmado en “Felipe Delgado” y que además se actualiza con la realidad de Bolivia. El fin es motivar en el espectador el deseo de leer a Saenz y el deseo de descubrir aquel universo nocturno del submundo paceño compuesto por bares, calles angostas y peligrosas, la bebida infinita que permite a seres extraños y perdidos conectarse por una vez al significado de la vida como camino a la muerte.
En entrevista anterior, David Mondaca aclaró que la obra fue estrenada el 8 de Octubre de 2011, fecha de aniversario del nacimiento de Jaime Saenz. Además de presentarse ahora en Cochabamba, la obra ya ha sido invitada para abrir el Festival Internacional de Teatro en La Paz - Fitaz en marzo.
Opinión: http://www.opinion.com.bo
La Ramona.
Cochabamba, Bolivia, Domingo 05 de febrero de 2012
-No es común que Mondacca Teatro se presente en Cochabamba. ¿Cómo se gestiona la llegada en esta ocasión?
Creo que la última presentación que tuve acá fue De madera hermano de madera el año 2004, celebraba tres décadas de actividad. Después estuve en dos oportunidades más. Hay una falta de espacios, tanto alternativos como formales, que ahoga a los actores. Por ejemplo, esta obra requiere de un espacio formal, platea, público, tramoya, espacio oscuro y luces. Es difícil. Estamos hace unos tres a cuatro años buscando el teatro Achá, pero siempre está copado. Felizmente ahora logramos esta temporada que para nosotros es muy grata. En La Paz también es complicado. El año pasado se presentó la obra dos días, que no alcanzan para nada. Claro que allá se atraviesa otro tipo de problemas. Muchas cosas confluyen en eso. No falta la muñeca política. El Teatro Municipal, que es el único espacio profesional, no se ha jerarquizado. Entonces cualquiera tiene acceso al Municipal, pero no están los que deberían estar.
-¿Esta escasez de espacios no responderá a una predilección por otro tipo de manifestaciones artísticas y culturales?
Hay un fenómeno curioso. Yo estoy de acuerdo con la experimentación. Pero eso tiene su lugar y hay que saber nombrar las cosas. Estuve en Buenos Aires el año pasado, donde el Teatro San Martín tiene anexos, ahí están las manifestaciones amateur, experimentales. No todos los gatos van en la misma bolsa. No todos tienen acceso al espacio del San Martín como tal. Eso es para los grupos profesionales. Como decía, en el caso del Municipal, nosotros no tenemos esta jerarquización. Una juntucha de amigos hace un musical, o se copia un musical y la muñeca del hijo de un diputado, o un senador de por medio, hace que tengan cinco días. Pero para la gente profesional, como en nuestro caso, el acceso es limitado. No apelamos a esas influencias. Es lamentable, doloroso, “desmotivante”, pero es la realidad del país y hay que atenerse a eso.
-Dijo que la obra necesitaba un espacio formal para su presentación, coméntenos los detalles de la puesta en escena.
Esta es la versión grupal. Tuvimos la necesidad de hacer tres versiones de nuestras obras. Una que hicimos en La Paz, esta grupal donde somos 15 personas y otra versión de dos que acaba de presentarse en el Ciclo Sur de Antofagasta. Con esta versión grupal vamos a recorrer el país. Requerimos un espacio formal porque es una obra grande, hay una puesta en escena donde la luz, el sonido y el espacio físico son determinantes. Todos estos elementos son los otros actores, por ejemplo la oscuridad que resulta esencial. Capturar ese universo onírico que Sáenz habitaba y hacía transitar a sus personajes es ingresar a un mundo de penumbra, de cierta oscuridad y densidad que solamente puede lograrse con la luz. Alguien decía que la luz es el primer actor en el teatro.
-Habla del mundo onírico de Jaime Sáenz, los espacios indescifrables que habita y describe, la complejidad de su obra en sí. En ese contexto, ¿Cómo fue el proceso de adaptación de sus obras? ¿Cuánto tiempo demoró en este caso?
Desde los años ochenta leo Felipe Delgado y estoy impregnado por la literatura de Jaime. Fui amigo suyo. Cuando él dictaba la cátedra de Literatura Creativa en la UMSA tuve mayor acercamiento. El primer intento de aproximarme a su narrativa fue No le digas, que es una obra presentada en el país y fuera de él, que obtuvo múltiples reconocimientos. Es un “unipersonal” basado en textos de Jaime Sáenz, intentando mostrar su mundo. Luego vino Santiago de Machaca, una obra que trajimos a Cochabamba, como invitados en uno Festivales Peter Travesí, también con un grupo numeroso. Este fue un intento más ambicioso de tomar el mundo saenzeano. Luego Los cuartos, que no pudo llegar a Cochabamba, que es una pequeña novela que se publica de modo póstumo. Ésta (El aparapita) es la cuarta propuesta. Siempre le tuve un poco de miedo al Felipe Delgado, no me metí con esos textos. Siempre opté por otros menores. Pero nos dimos cuenta que Felipe Delgado abriga todo, es como una matriz, ahí están todos los personajes. Confluyen infinidad de historias y personajes. Tomar la novela es imposible. No quiero ser arrogante, es por eso que digo que lo nuestro son fragmentos. Toda la obra alberga 56 capítulos y cada uno de ellos es una pequeña novela. He tomado los últimos cuatro capítulos de la primera parte, porque me parece que hay varios textos dramáticos, muchas situaciones que sirven para la escena misma. La adaptación en sí, el definir los textos sobre todo, duró cerca de un año y otros cinco meses en los que Claudia (Andrade) se encargó de la dirección y producción de la obra. Es una obra ambiciosa.
-¿Cómo se consigue fragmentar una obra que concentra la esencia de Sáenz, una novela que no se puede imaginar sino como unidad?
Por eso mismo el título es El aparapita. Tomamos como premisa el ensayo El aparapita que fue publicado entre 1965 y 1968. Por ese entonces creo que Jaime vivía con los aparapitas, compartía con ellos, bebía con ellos. Él llevaba una vida muy intensa. Entre paréntesis, a lado del título, dice “paraleerafelipedelgadodejaimesaenz”, sin espacios, como si escribiera un fantasma o un niño. Entonces es un intento de acercarnos. Vamos a encontrar fragmentos de estos cuatro capítulos, que de alguna manera definen el camino que va a seguir la novela, esa búsqueda de quién es Felipe Delgado en el mundo, dónde vive, qué es la bodega y porqué encuentra la bodega cuando en realidad buscaba la tumba. También tomo fragmentos de La piedra imán, especialmente los autobiográficos, los conflictos con su padre y su madre. Del poema La noche usé unos versos donde él mismo dice, creo después de su primer delirium tremens, que el camino del conocimiento es el alcohol, pero que es el más sórdido que se puede seguir. Hemos tomado la música de Simeón Roncal. La huerfána Virginia es el sustento musical de toda la obra. Hay algo de Adrián Patiño, uno de sus músicos preferidos. Hemos encontrado, Claudia Andrade en todo caso, una versión del Trueno Saucedo, un trovador de aquellos tiempos, cantando el Nevando está completo. Entonces hay unidades dramáticas exquisitas en estos fragmentos, que por sí solas cuentan la historia. Nos hemos arriesgado, porque es un riesgo trasponer el texto, llevarlo hacia el espacio escénico sin que pierda su esencia. Ahora, si bien el teatro es la fusión de todas las artes, tiene elementos que la literatura no. La imagen, por ejemplo, que es fuerte y contundente.
-Dijo que Felipe Delgado experimenta una búsqueda de sí mismo, un viaje interior, una experiencia íntima. Como actor seguramente esto facilita la interpretación, contrariamente a lo que ocurriría con la guionización y la puesta en escena, donde debió representar un gran reto.
Es un reto. Me sentí un poco incómodo de poner las manos a la obra que es pilar fundamental de la literatura boliviana. Pero nuestro interés es siempre el motivar la lectura de lo nuestro. Si de diez espectadores uno lee Felipe Delgado, misión cumplida. Porque seguramente se creará la avidez de que su familia, su novia, sus amigos lo lean. Nuestro intento es forjar la identidad nacional y creo que el teatro debe extractar y condensar las impresiones del pueblo, de la gente común y corriente y colocar esos sueños en escena. Nuestra motivación esencial, por lo tanto, es leer lo nuestro, así como tenemos que ver nuestro teatro. Valorar lo propio. Hace muchos años estamos en esta búsqueda y creo que ahora podemos decir que hacemos un teatro con identidad nacional.
-Cada vez se lee menos y para generar este acercamiento a las letras nacionales es necesario darle un revulsivo a lo literario. Luis H. Antezana decía que Sáenz y usted eran dos caras de la misma moneda. Usted parece haberlo reinventado. ¿Cómo consiguió recrear una obra que en apariencia es completa, intocable y poco accesible al público?
En primer lugar el teatro tiene que tomar el ritmo de la actualidad. Ahora ya no nos aguantamos una obra de tres actos. Dicen que el original de Hamlet dura doce horas y se lo ha ido comprimiendo. Por tanto debemos tomar el ritmo de la actualidad, del internet. Entras a tu e-mail y quieres todo en el momento. Es una prisa por vivir, una avidez por vivir. Si la obra no tiene ritmo, se muere. El concepto del tiempo ha cambiado. Ya no se aguanta una obra de dos horas. Para hacerlo tendría que ser excelente, tener los mejores actores, para no caer en lo que ha pasado con el cine hollywoodense: Efectos excesivos para hacernos saltar en la butaca y despertarnos, porque sus argumentos ya no nos convencen. Nuestra propuesta es unitaria, no hay fragmentación y dura una hora. El teatro tiene que ser intenso. Tocar lo nuestro es fundamental, hacer que el espectador se identifique con el personaje. Cuando este se rodea del halo que tiene el escenario ya es mágico. Lo que tenemos que hacer, y este fue nuestro mayor desafío en este caso, es mostrar lo extraordinario que es Sáenz. Que no tiene nada que envidiar a escritores foráneos, por algo fue traducido al italiano y otros idiomas. Nos corresponde develar lo magnífico que es lo nacional. A veces por la cercanía no advertimos lo que es el país y el modo de ser tan único que tenemos.
-Mostrar lo extraordinario de Sáenz bajo el mito que lo envuelve no resulta nada fácil. ¿Cómo logra no ser absorbido por la figura del escritor?
Siempre digo que es un terreno deleznable y hay que andar con cuidado. El actor no está exento de la identificación. Está bien que suceda en el escenario, pero fuera de él no. Se me grabaron las palabras de Liber Forti que me decía, al verme hacer Eureka que es una obra que requiere gran esfuerzo físico y mental, que me consideraría actor cuando vea el personaje colgado en el camerino y pueda irme tranquilo. Hasta el 93 yo no podía hacer eso. Ya en No le digas lo conseguí. Había que encontrar el modo de purgarse, de despojarse, porque es un terreno lleno de pasos falsos, por la intensidad de la vida de Sáenz. Él mismo nos dio una receta: En las crisis definitivas del alma el humor salva. Hay que reírse de uno mismo, no tomarse las cosas en serio. Es el mejor antídoto para no ser presa de estas emociones y sentimientos que nos tocan a todos. Hay algo que también está presente constantemente y es parte de la premisa. Aquello de que si no hay dolor, ni peligro, ni riesgo, no hay nada. La obra tiene que doler, sino qué podemos decir en escena. El actor tendrá que encontrar sus propios modos de purgarse, de no quedarse infestado de estos fantasmas que habitan la obra. Eso requiere madurez y creo estar maduro como actor.
-El humor de Sáenz, su amor por la vida, todo lo que nos cuenta parece romper con el prejuicio del Sáenz oscuro, borracho, pesimista, etc. En contrapartida hay gente que quizás lo sobrevalora. ¿Qué lugar ocupa David Mondacca en tiempos en los que el mito va devorando al escritor?
Una vez un poeta me dijo que no había visto mi obra porque odiaba a los fanáticos. Le respondí que no era fanático, porque si lo fuera no podría tocar la obra de Sáenz. Yo la toqué y me adentre en sus mundos. Otro poeta, amigo del anterior, me dijo: “Pudiste entrar y salir David”. Y me lo dijo con reconocimiento y afecto. Luego Edwin Guzmán me preguntaba “¿Qué harás con Sáenz? Tan denso, tan pesado”. Después de ver la obra me contestó: “Reconozco tu aporte Mondacca, has develado el espíritu popular del Jaime”. No sabes cómo se reía con Sáenz, el humor que tenía. Cuando hicimos Santiago de Machaca invitamos a dos actrices de peso, Sandra Peña y la gran Norma Merlo. Ellas tenían el concepto de que Sáenz era un alcohólico que hablaba de la muerte y tenían miedo. La obra les producía pesadillas y experiencias lúcidas durante el sueño. Entonces trajimos al director de cine, recientemente fallecido, Néstor Agramont, amigo personal de Jaime. Él se encargó de hablarnos sobre el humor que tenía nuestro autor. En su narrativa esta el humor de lo boliviano. El Corsino Ordoñez grita “¡Carajo, en mi casa no entra la cerveza!”. Sáenz vociferaba así. En su casa no entraba la cerveza. También se preciaba de ser un bebedor que tomaba en tazas desportilladas, de porcelana, en jarros abollados o en copas de cristal. El modo de enfrentarse a la muerte y a lo inevitable en el hombre es el humor. Él se reía mucho, era de lo más irreverente que uno podía conocer. Sus amigos íntimos dicen eso y en sus textos uno se ríe mucho. Ayer recordábamos uno donde dice que se debería fundar el “Partido Único Fanático Boliviano” para salvar el país. Jaime mira las cosas que nosotros ya no podemos ver por este mundo moderno, esta civilización, esta barbarie diría yo. Así no podremos ver lo que somos realmente.
-Sabemos que trabajó con los “lustras” de El Alto. ¿Esta atracción por lo marginal, que encarna un misterio oculto que parece ir desapareciendo con el tiempo, no le produce una atracción por trabajos más contemporáneos como los de Viscarra, Piñeiro o Cárdenas?
Para mí no es muy distante la vida en esos espacios. Yo provengo de barrios muy populares y de alguna manera me alimenté de aquello. Desde mi familia, con una fusión curiosa, mi madre pandina y mi padre de orureño. Sin embargo, habitamos los barrios más populosos de La Paz. Esto de compartir con seres marginales me recuerda un poema de Bukowsky. “Siempre se me acercaron los locos, las putas de medias chorreadas, pintarrajeadas, los de dientes quebrados, los hombres con las vidas rotas. Siempre se me acercaron”. Uno tiene como un imán para eso. Los ocho años en El Alto fueron increíbles. La realidad siempre superará la ficción. Lo que uno cuenta es verdadero, a veces tanto que, lo que colocamos en escena, es tan solo un trazo rápido. Respecto a próximos trabajos, esta es la cuarta obra que hacemos de Sáenz, queda una más que es imposible no tocar: La piedra imán. Un poco saliendo de esto, estamos haciendo Jodorowsky, tres cuentos, contamos con su permiso para representarlos. En los últimos años también he difundido mucho la gran obra de este poeta. También trataremos a Bukowsky. Finalmente El gato con botas, que es una obra para niños, que la hacemos porque te limpia, te permiten una catarsis. Descubrí esto viendo a dos actrices que ensayaban una obra dramática. En ellas vi una actitud extraña, en la que me vi reflejado. Al terminar el ensayo, ambas se quedan pegadas en la pared y comienzan a golpearse la cabeza. A lo que el director, sumamente conmovido, dice: “Esto es un verdadero ensayo”. Puro ego. El actor tiene que ponerse trampas para no sucumbir con su ego. A veces nos pertrechamos con el ego porque trabajamos con emociones y sentimientos. El actor se desnuda en escena, pero gracias al personaje. Desde entonces dije dramas nunca más y asumí la tragicomedia, que te haga reír y llorar. La vida misma.
-Siendo la vida una tragicomedia, ¿el actor en Bolivia vive más riendo o llorando?
Bueno, tiene que reírse de la situación porque sino se suicida. Hacer teatro es muy difícil, hay que tener un grado de locura. La indiferencia nos matará. A los políticos no les interesa, a las autoridades tampoco, uno que otro espíritu sensible se da cuenta del instrumento de transformación que es el teatro. Cuando dices que eres actor te miran de pies a cabeza y siempre con dudas. Se requiere una carga onírica muy intensa y no ceder. A estas alturas de mi vida ya es casi imposible hacerlo. Como dice la obra, no me queda más que recorrer el camino que queda. Un mundo no se encuentra, hay que forjarlo. Yo forjé mi mundo en base al teatro, desde muy jovencito decidí vivir del teatro. Mucha gente se sigue riendo, pero aquí estoy feliz porque represento a mi país, traduzco los sueños de mi gente y esa es una labor que siempre es privilegiada y extraordinaria. Hay que pelear con el mundo para hacer teatro, no desmayar. No dejar que tu mundo de la creación sea afectado por lo que pasa afuera.
-Para terminar, aunque todo parece dicho, la pregunta cliché. Sería importante recalcarles a esas almas sensibles que mencionaste, jóvenes que quizás pretenden dedicarse al teatro, cómo afrontar una vida de entrega al arte. ¿Qué les diría?
Estoy cumpliendo 21 años dando un taller en la UCB que no busca formar actores. Es un taller de expresión artística. Es optativo, ni siquiera califico. Curiosamente este taller formó una cantidad de gente que optó por el teatro. Hay unos siete elencos que surgieron de ahí. Yo me encargo que todos salgan con un equipo formado. En este mismo momento se están desprendiendo dos grupos más. Logro independizarlos, aconsejándoles que terminen su profesión. Entran a estudiar una carrera cualquiera e ingresan al taller. En la obra misma tenemos unos siete actores provenientes de esa cantera. El teatro es una puerta al alcance de cualquiera. No se necesita más de lo que Molliëre decía: un verso, un trasto, una pasión. Nada más. Puedes hacer teatro con tu voz, tu cuerpo y una silla. Además tiene una virtud, mostrarnos lo mezquinos o lo magnánimos que podemos ser. El teatro debe ser un ejercicio constante. Si alguien quiere abrazar la carrera de actor, el país es difícil pero no imposible. Como decía Facundo Cabral, cuando amas lo que haces la vida es una fiesta. Nosotros vivimos una eterna fiesta. Porque retratamos lo nuestro, el ser humano. Para mí el teatro es un camino de conocimiento de por vida. Engancharse con el éxito o la fama es la peor trampa, no hay tal. Detrás de la fama no hay más que una soledad espantosa. El consejo sería: Vivan la fiesta.
revolucionkbx@gmail.com
Los tiempos: http://www.lostiempos.com
Muchos trabajos colectivos teatrales se han quedado en nada. Juntar el elenco de
Este año hemos peleado para que nos den esta temporada, nos la tenían que dar en agosto, pero a duras penas nos han dado dos días en octubre.
¡OH! Leí en una entrevista que Ud., decía tener la suerte de ser uno de los pocos actores que podía vivir del teatro. ¿Esa afirmación se mantiene?
Mira, hace unos años había el famoso TIBO (Teatro Independiente Boliviano), y en ese entonces se calculaba que una docena de personas podían vivir del teatro. Creo que hoy son menos, pero no quiero averiguarlo. Acá cito a Facundo Cabral que dice “Cuando amas lo que haces, o haces lo que amas, la vida es una fiesta.” Felizmente, es duro, pero no me veo haciendo nada más y además ya es tarde para buscar otra cosa.
¡OH! ¿Es el teatro un riesgo? Y no hablemos sólo del dinero, sino de la influencia en el vivir, en el ser como persona...
Me seduce el teatro porque genera otra realidad. Tenesse Williams decía que hacia teatro porque mostraba la violencia de las relaciones humanas. A mí me seduce el teatro desde mi adolescencia porque el teatro era lo único que me confirmaba que yo existía, porque esta realidad me hacía sentir como viviendo una especie de adormecimiento y ese estado de alerta que debes tener en el escenario, me seducía. Yendo un poco más allá, todavía me encantan los personajes delirantes. Y acá te cito un poema de Bukowsky: “Siempre se me han acercado los locos, los de vidas rotas.” Y el teatro tal vez me da la dimensión real de la vida.
Quiere decir que he tenido problemas de salud. El teatro es muy fuerte. Yo ya tengo 56 años y a veces me olvido de eso, y los excesos, el trasnoche, y aunque hay un rigor, se hace costumbre vivir de modo exaltado. Y es una búsqueda interesante. Pero a cierta edad he tenido problemas de salud, mi conflicto de siempre es nervioso, por estrés, he tenido laberintitis e inflamación de las vértebras y sé que ahora debo cuidarme. Por ejemplo para hacer la obra “Eureka” tengo que estar en perfecto estado de salud porque es un desgaste muy fuerte. Para “Felipe Delgado” he bajado 10 kilos. El subir y bajar de
David Mondacca (8 de septiembre de 1955,
"Queda un sabor de amargura porque somos de
miércoles 19 de octubre de 2011
Crítica teatral sobre "Aparapita", de Mondacca/Teatro
Por Hipólito Huec.
El blog Acción para el teatro – APARTE se congratula de recibir su primera colaboración externa: se trata del especialista Hipólito Huec. A continuación, las palabras del reconocido crítico:
Claudia Andrade, responsable de la dirección y puesta en escena de esta obra, ha sido una revelación, pues se advierte en ella una mano firme en la dirección de actores y un hilo conductor que la lleva a un acertado diseño de iluminación y a la selección musical.
Después de la primera obra de Jaime Sáenz, No le digas, unipersonal de David Mondacca, la compañía Mondacca Teatro ha realizado otras dos adaptaciones de la obra de Sáenz: Santiago de Machaca y Los cuartos. Consideramos que Aparapita ha logrado traducir la obra de Sáenz con mucha mayor solvencia escénica que las otras dos últimas propuestas.
Adaptar una narración al lenguaje escénico presupone un reto superior a lo que la mayoría de la gente pueda creer. Este cruce de lenguajes es para la dirección escénica un verdadero desafío, y consideramos que, en esta ocasión, a pesar de ciertas dificultades en la adaptación de la novela al drama escénico, la directora logra su objetivo airosamente.
El pensamiento de Jaime Sáenz, no carente de humor negro, está presente en la obra a través de los personajes, la ambientación, el contraste y el manejo muy acertado de los grupos corales. En este caso, quince “aparapitas” (cargadores de mercancías), que no tienen diálogos, pero que sustentan las escenas con una excelente coreografía, que se convierte a momentos en elemento escenográfico, completando la escena general y transportándonos al mundo del delirium tremens del personaje Felipe Delgado.
Jaime Sáenz, poeta y narrador nacido en La Paz (Bolivia), ha sido el autor elegido por la compañía Mondacca Teatro. Este escritor centró sus obras en el submundo marginal de las noches paceñas. Un mundo oscuro sustentado por el alcohol y la droga; personajes grotescos, a veces fantasmales, en donde se entremezcla el eros y thanatos criollo. La obra Aparapita está basada en la novela Felipe Delgado de este narrador paceño, que ha sido traducida a varios idiomas.
Sería gratificante para la escena boliviana ver a esta directora abordando otros textos, tanto contemporáneos como clásicos. Claudia Andrade, nacida en La Paz , ha tenido una formación artística principalmente como actriz. Su actividad principal ha sido y es la producción, la promoción y la gestión artístico – cultural.
Domingo, 16 de Octubre de 2011
Arte
Metamorfosis de Felipe Delgado
Conforme pasa el tiempo, es cada vez más difícil separar la trayectoria de los últimos años del actor David Mondacca de la obra del escritor paceño Jaime Saenz (1921-1986). Mondacca ya a fines de los años 80 comenzó diciendo textos de Saenz, notablemente narraciones del libro Vidas y muertes (así, por ejemplo, hizo popular a Hermenegildo Fernández, el que murió tanto comer picantes); luego, acertadamente, montó un espectáculo, a la manera de un collage, con esos y otros textos y llamó a esa obra No le digas, en sintonía con la hermosa cueca de Willy Claure y Jesús Durán. Sigue siendo, a mi entender, su pieza más lograda. Más adelante, tomó obras enteras del escritor paceño para su adaptación a las tablas: Santiago de Machaca y Los cuartos. Los desafíos, naturalmente, fueron mayores. ya que esas narraciones, junto a El señor Balboa, integran la trilogía final de Saenz, uno de los puntos altos de la construcción de su singular universo narrativo tan profundamente afincado en la ciudad de La Paz y sus habitantes. En ese camino, ahora Mondacca dio un ambicioso salto para proponer un montaje teatral basado en la obra magna de Saenz: su monumental novela Felipe Delgado (1979).
La pieza de Mondacca se llama Aparapita y lleva un subtítulo: paraleerfelipedelgadodejaimesaenz (así, sin mayúsculas ni espacios). El hilo conductor de la obra, dirigida por Claudia Andrade es cómo el personaje Felipe Delgado deviene aparapita, de la mano del alcohol y a través de ese inquietante espacio que es la bodega de Corsino Ordóñez y de la relación que establece con sus habitantes. Esa mutación está marcada plásticamente por la transformación del saco de Felipe Delgado que, poco a poco, también deviene en saco de aparapita. Hasta ahí, la obra hace honor a su título, porque incide con muy diversos recursos en esa figura emblemática del mundo de Saenz.
Mi duda comienza al preguntarme si, como anuncia el subtítulo, la obra teatral es “para leer” la novela Felipe Delgado. Se trata obviamente de una adaptación, de una traducción del lenguaje novelesco al lenguaje teatral. Y ya se sabe que en toda traducción siempre queda una distancia insuperable. En esta traducción, sin embargo, sospecho que los fragmentos de la novela escogidos tienen relevancia por su potencial dramático antes que por el lugar que ocupan en la trama de las transformaciones del personaje. Por ejemplo, la larga escena de Titina Castellanos se presta sin duda para el dramatismo, que es altamente explotado, pero que tiene un lugar más bien relativo en el devenir novelesco de Delgado. En contraparte, los personajes Oblitas o Ramona Escalera son factores centrales en la transformación del personaje, pero en la adaptación teatral ni siquiera son nombrados.
Con todo, la pieza de Mondacca logra, una vez más, acercar a un público amplio el mundo de Saenz y suscita su fervor. Gana la figura del aparapita, pero Felipe Delgado, para decirlo tontamente, queda un tanto delgado.
Periodista:Rubén Vargas
Ed. Impresa Extracto del suplemento literario la ramona Aparapita recibe críticas Por Marcela Ossio Lazcano - La Prensa - 15/10/2011 - Marcela Ossio Lazcano La Prensa
PUESTA EN ESCENA. El actor David Mondacca en plena función.
El periodista Ricardo Bajo H. elogió la obra realizada por Claudia Andrade y David Mondacca de la siguiente manera:
“Aparapita: para leer Felipe Delgado de Jaime Saenz, de Claudia Andrade y David Mondacca, volteó taquilla el fin de semana del 8 y 9 de octubre en el Teatro Municipal de La Paz. ¡Incluso se colocaron sillas en la invisible fila 16 en platea! Es extraño. No estamos en pleno Fitaz y, sin embargo, el teatro se llena, sin mucho ruido, con muchas nueces. El hábito por el buen teatro es un secreto a voces, desde Santa Cruz a La Paz , con elencos eclécticos, obras dispares, directores audaces y mucha, mucha gente (joven) subiéndose a los escenarios, a puro pulmón, con nulo apoyo del Estado y escaso de la empresa privada. El teatro boliviano está vivo y anda de parranda. David Mondacca y Claudia Andrade llevan años colocando en escena a Saenz. Ya he perdido la cuenta, pero me acuerdo de la trilogía (No le digas…, Santiago de Machaca y Los cuartos) y de Moreno de plata y El santo del cuerno. Y ahora Aparapita, sin duda el más ambicioso, el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más sólida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Saenz.
Aparapita está conformado por diferentes fragmentos de Felipe Delgado, La noche y La Piedra Imán de Saenz, y consigue uno de sus objetivos: apetece volver a leer a Jaime, maldito entre los malditos, resucitado siempre”.
Ramona SOBRE LA OBRA TEATRAL “APARAPITA: PARA LEER FELIPE DELGADO DE JAIME SáENZ” Un aparapita no nace, se hace Ricardo Bajo H. desde La Paz | 16/10/2011
El actor Rodrigo Ayo es Corsino Ordoñez.
1.- “Aparapita: para leer Felipe Delgado de Jaime Sáenz” de Claudia Andrade y David Mondacca volteó taquilla el fin de semana del 8 y 9 de octubre en el Teatro Municipal de La Paz. ¡Incluso se colocaron sillas en la invisible fila 16 en platea! Hubo gente que se quedó fuera los dos días. Es extraño. No estamos en pleno Fitaz y sin embargo el teatro se llena, silenciosamente, sin mucho ruido. Con muchas nueces. El hábito por el buen teatro es un secreto a voces, desde Santa Cruz a La Paz con elencos eclécticos, obras dispares, directores audaces y mucha mucha gente (joven) subiéndose a los escenarios, a puro pulmón, con nulo apoyo del Estado y escaso de la empresa privada. El teatro boliviano está vivo y anda de parranda. No le digas. A “nadies”.
2.- David Mondacca y Claudia Andrade llevan años colocando en escena a Sáenz. Ya he perdido la cuenta pero me acuerdo de la trilogía (“No le digas…”, “Santiago de Machaca” y “Los cuartos”) y de “Moreno de plata” y “El santo del cuerno”. Y ahora “Aparapita”, sin duda el más ambicioso, el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más sólida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Saenz. “Aparapita” está conformado por diferentes fragmentos de “Felipe Delgado”, “La noche” y “La Piedra Imán ” de Sáenz. Y por supuesto consigue uno de sus objetivos: apetece volver a leer a Jaime, maldito entre los malditos, resucitado siempre.
3.- Esta vez Mondacca no está solo. Sus monólogos –algunos estremecedores por terribles- vienen acompañados de 14 aparapitas, del bodeguero Corsino Ordoñez, de Beltrán, de viejo jubilado, de su amor maldito… Siete actores y actrices (María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y Alejandro Cambero, junto a la participación de quince artistas del Taller de Teatro de la Universidad Católica Boliviana, colocan ese contrapunto perfecto al trabajo a destajo de Mondacca y su destino común saenziano. La platea entregada y entusiasta, meros cómplices.
4.- “Aparapita” habla de trago (“nada de cerveza, por respeto”), de bodegas, de “cementerios de elefante”, de sacos, de cargadores, de templos, de niños muertos, de paternidad, de velorios, de dolor y muerte, de pesadillas horribles, de “delirium tremens” etílicos, de humor y cojudos, de madres muertas y padres ausentes, de calaveras, de sexo y alcahuetes, de anarquistas y mundos soñados, de vicios y fuegos purificadores, de suicidas con causa. Pero en realidad habla de nosotros, de todos nosotros. De todos los que envidian a los aparapitas, de todos los que beben para no sufrir, de todos los que sufren para no beber, para que el tiempo no dure tanto, de todos los que esperan para no morir, de los desamparados, de todos los que nos refugiamos en nuestra bodega-refugio particular: corazón, templo y tumba.
5.- La obra de Claudia Andrade -cuidada, prolija tanto en la dirección como en la puesta en escena desde la musicalización de Luis Elías y Rodrigo Ayo a la escenografía de Ramiro Vargas- es dura, oscura, por momentos siembra el desasosiego, solo matizado por rachas de humor salvador. Y sin embargo, tiene un extraño final feliz. Felipe –atormentado y existencialista, sabedor de la presencia ineludible del vicio y de la muerte- logra su sueño: su saco auténtico de aparapita, su carga, su wawa soñada para que siga sus pasos, su cohorte de colegas, sus hojas de coca, su trago infame y su lluvia. Al fondo el Illimani con sus pesadillas apocalípticas, su espejo de vida y muerte. Felipe Delgado, predestinado, envidia de los aparapitas, señores y amos de la ciudad, puros del alma, desprendidos ya del cuerpo. Muertos por un trago. Y de fondo la omnipresente y pegadiza “Nevando está” de Adrián Patiño y otros de Simeón Roncal, interpretados a la concertina de Luis Elias. “Fox trot” del nuevo siglo. Hace falta querer ser y merecer ser un aparapita. En la ciudad amada y odiada, La Paz.
jericoa ra@yahoo.com
La pieza de Mondacca se llama Aparapita y lleva un subtítulo: paraleerfelipedelgadodejaimesaenz (así, sin mayúsculas ni espacios). El hilo conductor de la obra, dirigida por Claudia Andrade es cómo el personaje Felipe Delgado deviene aparapita, de la mano del alcohol y a través de ese inquietante espacio que es la bodega de Corsino Ordóñez y de la relación que establece con sus habitantes. Esa mutación está marcada plásticamente por la transformación del saco de Felipe Delgado que, poco a poco, también deviene en saco de aparapita. Hasta ahí, la obra hace honor a su título, porque incide con muy diversos recursos en esa figura emblemática del mundo de Saenz.
Mi duda comienza al preguntarme si, como anuncia el subtítulo, la obra teatral es “para leer” la novela Felipe Delgado. Se trata obviamente de una adaptación, de una traducción del lenguaje novelesco al lenguaje teatral. Y ya se sabe que en toda traducción siempre queda una distancia insuperable. En esta traducción, sin embargo, sospecho que los fragmentos de la novela escogidos tienen relevancia por su potencial dramático antes que por el lugar que ocupan en la trama de las transformaciones del personaje. Por ejemplo, la larga escena de Titina Castellanos se presta sin duda para el dramatismo, que es altamente explotado, pero que tiene un lugar más bien relativo en el devenir novelesco de Delgado. En contraparte, los personajes Oblitas o Ramona Escalera son factores centrales en la transformación del personaje, pero en la adaptación teatral ni siquiera son nombrados.
Con todo, la pieza de Mondacca logra, una vez más, acercar a un público amplio el mundo de Saenz y suscita su fervor. Gana la figura del aparapita, pero Felipe Delgado, para decirlo tontamente, queda un tanto delgado.
Periodista:Rubén Vargas
Ed. Impresa Extracto del suplemento literario la ramona
PUESTA EN ESCENA.
El actor David Mondacca en plena función.
“Aparapita: para leer Felipe Delgado de Jaime Saenz, de Claudia Andrade y David Mondacca, volteó taquilla el fin de semana del 8 y 9 de octubre en el Teatro Municipal de
Aparapita está conformado por diferentes fragmentos de Felipe Delgado, La noche y
El actor Rodrigo Ayo
es Corsino Ordoñez.
2.- David Mondacca y Claudia Andrade llevan años colocando en escena a Sáenz. Ya he perdido la cuenta pero me acuerdo de la trilogía (“No le digas…”, “Santiago de Machaca” y “Los cuartos”) y de “Moreno de plata” y “El santo del cuerno”. Y ahora “Aparapita”, sin duda el más ambicioso, el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más sólida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Saenz. “Aparapita” está conformado por diferentes fragmentos de “Felipe Delgado”, “La noche” y “
3.- Esta vez Mondacca no está solo. Sus monólogos –algunos estremecedores por terribles- vienen acompañados de 14 aparapitas, del bodeguero Corsino Ordoñez, de Beltrán, de viejo jubilado, de su amor maldito… Siete actores y actrices (María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y Alejandro Cambero, junto a la participación de quince artistas del Taller de Teatro de
4.- “Aparapita” habla de trago (“nada de cerveza, por respeto”), de bodegas, de “cementerios de elefante”, de sacos, de cargadores, de templos, de niños muertos, de paternidad, de velorios, de dolor y muerte, de pesadillas horribles, de “delirium tremens” etílicos, de humor y cojudos, de madres muertas y padres ausentes, de calaveras, de sexo y alcahuetes, de anarquistas y mundos soñados, de vicios y fuegos purificadores, de suicidas con causa. Pero en realidad habla de nosotros, de todos nosotros. De todos los que envidian a los aparapitas, de todos los que beben para no sufrir, de todos los que sufren para no beber, para que el tiempo no dure tanto, de todos los que esperan para no morir, de los desamparados, de todos los que nos refugiamos en nuestra bodega-refugio particular: corazón, templo y tumba.
5.- La obra de Claudia Andrade -cuidada, prolija tanto en la dirección como en la puesta en escena desde la musicalización de Luis Elías y Rodrigo Ayo a la escenografía de Ramiro Vargas- es dura, oscura, por momentos siembra el desasosiego, solo matizado por rachas de humor salvador. Y sin embargo, tiene un extraño final feliz. Felipe –atormentado y existencialista, sabedor de la presencia ineludible del vicio y de la muerte- logra su sueño: su saco auténtico de aparapita, su carga, su wawa soñada para que siga sus pasos, su cohorte de colegas, sus hojas de coca, su trago infame y su lluvia. Al fondo el Illimani con sus pesadillas apocalípticas, su espejo de vida y muerte. Felipe Delgado, predestinado, envidia de los aparapitas, señores y amos de la ciudad, puros del alma, desprendidos ya del cuerpo. Muertos por un trago. Y de fondo la omnipresente y pegadiza “Nevando está” de Adrián Patiño y otros de Simeón Roncal, interpretados a la concertina de Luis Elias. “Fox trot” del nuevo siglo. Hace falta querer ser y merecer ser un aparapita. En la ciudad amada y odiada,
jericoa
Un aparapita no nace se hace (sobre la obra de Andrade y Mondacca: "Aparapita, para para leer Felipe Delgado de Jaime Saenz"
de Ricardo Bajo, el Lunes, 10 de octubre de 2011, 0:02
2.- David Mondacca y Claudia Andrade llevan años colocando en escena a Saenz. Ya he perdido la cuenta pero me acuerdo de la trilogía (“No le digas…”, Santiago de Machaca” y “Los cuartos”) y de “Moreno de plata” y “El santo del cuerno”. Y ahora “Aparapita”, sin duda el más ambicioso , el más auténtico, el más completo aporte a la difusión de la obra del escritor paceño, la propuesta más solida de todas, regalando teatro con identidad, con sabor boliviano alrededor del universo poético y simbólico de Saenz. “Aparapita” está conformado por diferentes fragmentos de “Felipe Delgado”, “La noche” y “
3.- Esta vez Mondacca no está solo. Sus monólogos –algunos estremecedores por terribles- vienen acompañados de 14 aparapitas, del bodeguero Corsino Ordoñez, de Beltrán, de viejo jubilado, de su amor maldito…Siete actores y actrices (María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y Alejandro Cambero junto a a la participación de quince artistas del Taller de Teatro de
4.- “Aparapita” habla de trago (“nada de cerveza, por respeto”) , de bodegas, de “cementerios de elefante”, de sacos, de cargadores, de templos, de niños muertos, de paternidad, de velorios, de dolor y muerte, de pesadillas horribles, de “delirium tremens” etílicos, de humor y cojudos, de madres muertas y padres ausentes, de calaveras, de sexo y alcahuetes, de anarquistas y mundos soñados, de vicios y fuegos purificadores, de suicidas con causa. Pero en realidad habla de nosotros, de todos nosotros. De todos los que envidian a los aparapitas, de todos los que beben para no sufrir, de todos los que sufren para no beber, para que el tiempo no dure tanto, de todos los que esperan para no morir, de los desamparados, de todos los que nos refugiamos en nuestra bodega-refugio particular: corazón, templo y tumba.
5.- La obra de Claudia Andrade –cuidada, prolija tanto en la dirección como en la puesta en escena desde la musicalización de Luis Elías y Rodrigo Ayo a la escenografía de Ramiro Vargas- es dura, oscura, por momentos siembra el desasosiego, solo matizado por rachas de humor salvador. Y sin embargo, tiene un extraño final feliz. Felipe –atormentado y existencialista, sabedor de la presencia ineludible del vicio y de la muerte- logra su sueño: su saco auténtico de aparapita, su carga, su wawa soñada para que siga sus pasos, su cohorte de colegas, sus hojas de coca, su trago infame y su lluvia. Al fondo el Illimani con sus pesadillas apocalípticas, su espejo de vida y muerte. Felipe Delgado, predestinado, envidia de los aparapitas, señores y amos de la ciudad, puros del alma, desprendidos ya del cuerpo. Muertos por un trago. Y de fondo la omnipresente y pegadiza “Nevando está” de Adrián Patiño y otros de Simeón Roncal, interpretados a la concertina de Luis Elias. “Fox trot” del nuevo siglo. Hace falta querer ser y merecer ser un aparapita. En la ciudad amada y odiada,
Fuente: http://www.boliviaentusmanos.com
MONDACCA / TEATRO: APARAPITA
TEATRO MUNICIPAL “ALBERTO SAAVEDRA PEREZ”
Dirección: c. Genaro Sanjinés esq. Indaburo [Ver Mapa]
Teléfono: 2406133
El experimentado actor saldrá al escenario del Teatro Municipal este fin de semana para evocar a uno de los personajes de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. Sábado 8 y domingo 9 a horas 19:30.
En dos funciones, sábado 8 y domingo 9, David Mondacca encarnará al Aparapita, uno de los personajes de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. La representación junto a reconocidos actores y alumnos de la Universidad Católica Boliviana, será en el Teatro Municipal en funciones de tanda (Hrs. 19:30).
Sobre la obra
“En cada capítulo de la novela se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sinfín de situaciones dramáticas. Se han elegido fragmentos de la primera parte para contar Aparapita y, sobre todo, provocar la lectura de la monumental obra”, señaló Claudia Andrade, directora de la puesta en escena.
Aparapita se suma a las varias propuestas escénicas de Mondacca Teatro basadas en obras literarias. En el caso particular de Saenz, se trata de la cuarta puesta en escena, después de Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca, todas adaptadas y protagonizadas por Mondacca.
“Aparapita, es un fragmento de la conocida novela que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un ‘verdadero anarquista’”, acotó el actor.
La obra -a decir de Mondacca- viene cargada de imágenes y significaciones del universo poético del escritor paceño. El escenario mostrará, una vez más, las condiciones histriónicas de Maria Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y la actuación especial del taller de teatro dela Universidad Católica Boliviana. La experiencia de Ramiro Vargas en la escenografía y de Claudia Andrade en la dirección, completan el staff de producción.
”Saenz sigue respirando en los pulmones de la ciudad deLa Paz y no importa si sus huesos no encuentran calefacción en el frío de una tumba paceña porque su alma sigue disfrutando de sus admiradores y lectores en las bibliotecas de Bolivia”, señala un comentario.
Sobre el aparapita, un comentario señala que “en realidad, se trata de un hombre insignificante a la par que excepcional. Se invalidan las cosas en la proximidad, pierden interés a medida que la perspectiva se reduce y según resulta obvio; es un ejemplo el caso del Illimani, como lo es asimismo el caso del aparapita. La palabra, de origen aymará, quiere decir: "el que carga". Pero, ¿quién es el que carga?
La respuesta llega tras la apreciación de la puesta en escena. Sobre la particularidad de los personajes creados por Saénz, Víctor Montoya afirma que “... el poeta surrealista boliviano que, en sus noches de bohemio, frecuentó el submundo de los aparapitas, intentando beber como ellos, con ellos, dos litros de alcohol por día, puesto que estos personajes enigmáticos, acostumbrados a comer la sopa de perejil con la cara contra la pared y lejos de las miradas indiscretas de la gente, no sólo le fascinaban porque viven en íntima relación con los toneles de aguardiente, sino también por su modo de vestir, pues el saco del aparapita, es una verdadera confección del tiempo y no del sastre”.
www.lapaz.bo
Sobre la obra
“En cada capítulo de la novela se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sinfín de situaciones dramáticas. Se han elegido fragmentos de la primera parte para contar Aparapita y, sobre todo, provocar la lectura de la monumental obra”, señaló Claudia Andrade, directora de la puesta en escena.
Aparapita se suma a las varias propuestas escénicas de Mondacca Teatro basadas en obras literarias. En el caso particular de Saenz, se trata de la cuarta puesta en escena, después de Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca, todas adaptadas y protagonizadas por Mondacca.
“Aparapita, es un fragmento de la conocida novela que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un ‘verdadero anarquista’”, acotó el actor.
La obra -a decir de Mondacca- viene cargada de imágenes y significaciones del universo poético del escritor paceño. El escenario mostrará, una vez más, las condiciones histriónicas de Maria Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y la actuación especial del taller de teatro de
”Saenz sigue respirando en los pulmones de la ciudad de
Sobre el aparapita, un comentario señala que “en realidad, se trata de un hombre insignificante a la par que excepcional. Se invalidan las cosas en la proximidad, pierden interés a medida que la perspectiva se reduce y según resulta obvio; es un ejemplo el caso del Illimani, como lo es asimismo el caso del aparapita. La palabra, de origen aymará, quiere decir: "el que carga". Pero, ¿quién es el que carga?
La respuesta llega tras la apreciación de la puesta en escena. Sobre la particularidad de los personajes creados por Saénz, Víctor Montoya afirma que “... el poeta surrealista boliviano que, en sus noches de bohemio, frecuentó el submundo de los aparapitas, intentando beber como ellos, con ellos, dos litros de alcohol por día, puesto que estos personajes enigmáticos, acostumbrados a comer la sopa de perejil con la cara contra la pared y lejos de las miradas indiscretas de la gente, no sólo le fascinaban porque viven en íntima relación con los toneles de aguardiente, sino también por su modo de vestir, pues el saco del aparapita, es una verdadera confección del tiempo y no del sastre”.
www.lapaz.bo
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Fuente: http://www.la-razon.com
Edición Digital - Martes, 11 de Octubre de 2011
Mondacca presenta a un ‘F. Delgado’ desmontable
Teatro. La obra ‘Aparapita’ se estrenará en agosto
Dependiendo del lugar, la puesta en escena Aparapita, adaptación de fragmentos de Felipe Delgado de Jaime Saenz, puede ser interpretada tanto por un dúo (Claudia Andrade y David Mondacca) como por una persona o una compañía al completo.
“Es muy difícil transportar todo el equipo y personal para una obra de teatro si ésta tiene muchos participantes. Por ello, cuando elaboramos un montaje, diseñamos al menos tres modalidades de trabajo. De esta forma podemos reducir o ampliar la puesta en escena según el escenario”, explicó David Mondacca.
De esta forma, la adaptación de Felipe Delgado realizada por Andrade y Mondacca fue presentada en festivales de teatro de Chile como una obra para un dúo. La versión que se estrenará en La Paz a finales de agosto está pensada para 10 actores.
Aparapita está basada en fragmentos de la primera y segunda parte de la novela cumbre de Jaime Saenz. Estos textos fueron elegidos por Mondacca y Andrade dirigió la puesta en escena.
El actor reconoció que “es imposible adaptar toda la novela”, debido a que la obra presenta un universo “demasiado grande”. “Elegimos las partes que podíamos teatralizar sin que se pierda la esencia de la historia”, agregó.
Mondacca indicó que con la puesta en escena se busca “provocar” al público para que éste lea la producción del poeta y novelista paceño, que en criterio del intérprete, es desconocido en gran parte del territorio boliviano.
El personaje central de la propuesta teatral es el aparapita, figura de los mercados tradicionales de La Paz y cuya resistencia impresiona al protagonista de la novela. Éste, al ver en detalle las peculiaridades del saco de un cargador, el material del que está hecho, considera que lo que hacen estos trabajadores “es sacarse el cuerpo”. Delgado afirma que estos trabajadores son poetas, hayan o no hayan escrito.
Jaime Saenz nació en La Paz el 8 de octubre de 1921 y murió en la misma ciudad el 16 de agosto de 1986. Fue poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Se inspiró en su urbe natal para crear sus trabajos. Felipe Delgado (1919) es la novela más conocida de Saenz. El texto explora la ciudad de La Paz , sus tugurios, bares y calles, tanto como a sus personajes.
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Fuente: http://www.la-razon.com
Teatro
Jaime Saenz sube a las tablas
El actor David Mondacca y un numeroso elenco dirigido por Claudia Andrade ponen en escena ‘Aparapita’, una adaptación teatral de la obra magna del escritor paceño Jaime Saenz: la novela ‘Felipe Delgado’. Hoy, en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez.
Angustiado, cuestionado y cuestionador, también irreverente. Ésas son las palabras a las que acude el actor David Mondacca para describir a Felipe Delgado, el personaje de la novela del mismo nombre escrita por Jaime Saenz. “Un buscador del sentido de la vida. Alguien que se pregunta constantemente por qué estamos aquí, por qué las cosas son así”, dice. Y a ese personaje, precisamente, es a quien da vida en la obra titulada Aparapita, una adaptación teatral de la novela del escritor paceño que se estrenó ayer, 8 de octubre, en homenaje al natalicio de Saenz (1921-1986) en el Teatro Municipal.
No es la primera vez que Mondacca toma personajes y textos del escritor paceño para un montaje teatral. Desde que éste murió, en agosto de 1986, Mondacca ha desarrollado y cultivado una particular empatía con la obra y con el mundo del autor de Recorrer esta distancia y La noche. Al respecto, Luis H. Antezana J., crítico literario y estudioso de la obra de Saenz, sostiene que “el encuentro entre Saenz y Mondacca ya parece parte de un destino común, de las dos caras de una misma moneda”.
El actor durante años representó fragmentos de diversas obras de Saenz, hasta que en 1997 montó con ellos un espectáculo teatral al que bautizó No le digas. Esa pieza, interpretada íntegramente por Mondacca, desde entonces ha recorrido exitosamente escenarios del país y del extranjero. Luego trabajó en adaptaciones de dos relatos de Saenz, Santiago de Machaca y Los cuartos. Y ahora dio un ambicioso salto: llevar a las tablas a su personaje emblemático: Felipe Delgado. La obra teatral, explica Claudia Andrade, productora y directora de la puesta en escena, no abarca, sin embargo, la totalidad de la voluminosa novela (casi 700 páginas) sino momentos clave de cuatro capítulos de la primera parte, a través de los cuales se pretende trazar un retrato del personaje y de su aventura vital. Esa aventura o esa búsqueda de Delgado transcurre, de la mano del alcohol, a principios de los años 30 en ciertas zonas marginales de la ciudad de La Paz y, especialmente, en la bodega de Corsino Ordóñez, un recóndito y oscuro lugar donde se reúnen a beber los aparapitas. En esa bodega y en la compañía de esos aparapitas es donde Delgado encuentra el espacio propicio para preguntarse por el misterio de la existencia y por el misterio del mundo. De ahí proviene, precisamente, el título que Mondacca ha puesto a su pieza teatral.
Para el autor de la adaptación, en el fondo, su obra es una provocación o una invitación a leer la novela. Por ello, su título completo es Aparapita. Para leer Felipe Delgado de Jaime Saenz. En este punto cabe decir que, a lo largo de los años, las piezas teatrales de Mondacca han contribuido de manera notable a la difusión y al reconocimiento de la obra de Saenz. El teatro ha permitido acercar ese universo literario, uno de los más complejos y valorados de la literatura boliviana, al gran público.
“En este autor”, dice Mondacca refiriéndose a la fidelidad que a lo argo del tiempo ha mantenido con la obra de Saenz, “he encontrado un modo muy propio de mirar el mundo, de redescubrir lo que es nuestro”. A Claudia Andrade, en cambio, le gusta decir que no sólo Mondacca eligió a Saenz sino que a esta altura también podría decirse que Mondacca fue elegido por Saenz. Y repite lo que dice al respecto Antezana: “El encuentro entre Saenz y Mondacca ya parece parte de un destino común, de las dos caras de una misma moneda”.
En el notable éxito que ha acompañado a todas las obras de Mondacca basadas en textos de Saenz, el actor repara en el profundo sentido del humor de la escritura saenziana. “De él”, dice, “ha quedado la imagen de un tipo oscuro, con el alcohol de por medio; incluso hay gente que le tiene miedo. Pero como el teatro tiene algo de ritual y de ceremonial, nosotros hemos sabido percibir su humor. Si hay verdades contundentes también están impregnadas de humor, de un humor que nos hace reflexionar y vernos a nosotros mismos”.
Teatral. La obra de Jaime Saenz abarca centralmente la poesía, la novela y el relato. Ha escrito también una única obra teatral, La noche del viernes, y un libreto para ópera: Perdido viajero. En otra oportunidad, Mondacca, consultado sobre la posibilidad de poner en escena esa obra teatral, reconoció que se trata, más bien, de teatro para leer, no para ser representado.
Teatral. La obra de Jaime Saenz abarca centralmente la poesía, la novela y el relato. Ha escrito también una única obra teatral, La noche del viernes, y un libreto para ópera: Perdido viajero. En otra oportunidad, Mondacca, consultado sobre la posibilidad de poner en escena esa obra teatral, reconoció que se trata, más bien, de teatro para leer, no para ser representado.
El hecho es que, salvo algún fragmento y sólo de modo experimental, La noche del viernes nunca se representó y permaneció inédita hasta el 2005. Ese año, Plural Editores publicó la Obra dramática de Saenz, un volumen preparado y anotado por Leonardo García Pabón. El libro incluye La noche del viernes, que habría sido escrita entre 1972 y 1974, y el libreto de la ópera Perdido viajero, un proyecto que el poeta emprendió a solicitud del compositor y en ese entonces gran amigo suyo Alberto Villalpando. El proyecto, sin embargo, nunca llegó a culminarse.
En un texto introductorio a la Obra dramática, el propio Villalpando cuenta los pormenores de esa aventura operística emprendida a mediados de los años 70.
La creación de la ópera fue financiada, algo extraordinario tanto entonces como ahora, por el empresario Gonzalo Sánchez de Lozada. “Debo decir”, cuenta Villalpando, “que cuando Jaime Saenz se ponía a escribir no había quien lo parara. De tal suerte... que el libreto quedó terminado en seis meses, y se llamó Perdido viajero”. Mientras tanto, Villalpando había compuesto un aria y un montaje electrónico para la ópera. Sin embargo, “Saenz empezó a dilatar inexplicablemente la entrega del libreto. Y a mí me ardían las manos por continuar escribiendo la ópera... pero no había cuándo me entregase el manuscrito. Fui a buscarlo un par de veces y no quiso recibirme”, sigue la narración del compositor. Así, sin ninguna explicación por parte de Saenz, fracasó el proyecto. “Con el fracaso del proyecto también se perdió mi amistad con Saenz, de una forma tonta y aún hoy harto incomprensible”, concluye Villalpando.
El libro Obra dramática contiene, además, los fragmentos de un texto inconcluso titulado La máscara. Y está acompañado de dos discos compactos. En uno se puede escuchar la grabación de una lectura de La noche del viernes a cargo del propio Saenz y un grupo de sus amigos que leen lo parlamentos de los diversos personajes. En el otro, se puede escuchar el montaje electrónico que Villalpando compuso para Perdido viajero y que lleva por título Bolivianos.
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Fuente: http://bodegon.org
Mondacca/Teatro: Aparapita
octubre 8th, 2011
Los días sábado 8 y domingo 9 de Octubre: Mondacca/Teatro pone en escena la obra Aparapita en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez de la ciudad de La Paz a Hrs. 19:30
La compañía de teatro Mondacca/Teatro, bajo la dirección de Claudia Andrade, montará la obra “Aparapita”, basada en una adaptación realizada por el actor David Mondacca sobre un fragmento de la novela Felipe Delgado del escritor paceño Jaime Saenz.
La obra según Mondacca; viene cargada de imágenes y significaciones del universo poético del escritor paceño. El escenario mostrará, una vez más, las condiciones histriónicas de María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y la actuación especial del taller de teatro de la Universidad Católica Boliviana. La experiencia de Ramiro Vargas en la escenografía y de Claudia Andrade en la dirección, completan el staff de producción.
Esta puesta en escena es un aporte más a la difusión de la literatura boliviana, como lo fueron “Marka pa’tres” y “Amores que matan” basadas en relatos de autores nacionales como los de Germán Araúz, Marcela Gutiérrez, Adolfo Cárdenas, Edmundo Paz Soldán, Gladys Dávalos, Raúl Bothello, Ariel Mustafá y Ramón Rocha Monrroy. De la misma manera, la trilogía de Jaime Saenz compuesta por “No le digas…”, “Santiago de Machaca” y “Los cuartos” e incluso “Moreno de plata” y “El santo del cuerno” de David Mondacca. Propuestas constantes de un teatro con identidad, nacional por excelencia.
Aparapita
- La palabra (Aparapita), de origen aymará, quiere decir: “el que carga”.
- “Aparapita, es un fragmento de la conocida novela (Felipe Delgado) que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un ‘verdadero anarquista’”, acotó Mondacca.
- Sobre la particularidad de los personajes creados por Jaime Saenz, Víctor Montoya afirma que “… el poeta surrealista boliviano que, en sus noches de bohemio, frecuentó el submundo de los aparapitas, intentando beber como ellos, con ellos, dos litros de alcohol por día, puesto que estos personajes enigmáticos, acostumbrados a comer la sopa de perejil con la cara contra la pared y lejos de las miradas indiscretas de la gente, no sólo le fascinaban porque viven en íntima relación con los toneles de aguardiente, sino también por su modo de vestir, pues el saco del aparapita, es una verdadera confección del tiempo y no del sastre”.
El personaje del Aparapita es parte del imaginario urbano de la ciudad de La Paz , esto no quiere decir que muchas de sus singularidades sean universales. Por esta razón se dedicará un post al personaje en sí mismo y los diferentes autores que como Jaime Saenz y Víctor Hugo Viscarra han logrado hacer de este personaje un recurrente en la literatura, pintura y música boliviana.
“…paraleerfelipedelgadodejaimesaenz…”
Fragmentos de la novela Felipe Delgado de Jaime Saenz (1ra. Parte)
Aparapita se presenta en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez los días 8 y 9 de Octubre a Hrs. 19:30
- Adaptación: David Mondacca.
- Dirección y puesta en escena: Claudia Andrade.
- Elenco: Ma. Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y David Mondacca. Participación especial del Taller de Teatro de la U.C .B.
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Fuente: http://www.bolivia.com/
7 de octubre, 2011
Mondacca se viste del “Aparapita” creado por el mítico Jaime Saenz
(lapaz.bo/culturas) El experimentado actor saldrá al escenario del Teatro Municipal este para evocar a uno de los personajes de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. Sábado 8 y domingo 9 a horas 19:30.
En dos funciones, sábado 8 y domingo 9, David Mondacca encarnará al Aparapita, uno de los personajes de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. La representación junto a reconocidos actores y alumnos dela Universidad Católica Boliviana, será en el Teatro Municipal en funciones de tanda (Hrs. 19:30).
SOBRE LA OBRA
“En cada capítulo de la novela se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sinfín de situaciones dramáticas. Se han elegido fragmentos de la primera parte para contar Aparapita y, sobre todo, provocar la lectura de la monumental obra”, señaló Claudia Andrade, directora de la puesta en escena.
Aparapita se suma a las varias propuestas escénicas de Mondacca Teatro basadas en obras literarias. En el caso particular de Saenz, se trata de la cuarta puesta en escena, después de Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca, todas adaptadas y protagonizadas por Mondacca.
“Aparapita, es un fragmento de la conocida novela que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un ‘verdadero anarquista’”, acotó el actor.
La obra -a decir de Mondacca- viene cargada de imágenes y significaciones del universo poético del escritor paceño. El escenario mostrará, una vez más, las condiciones histriónicas de Maria Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y la actuación especial del taller de teatro dela Universidad Católica Boliviana. La experiencia de Ramiro Vargas en la escenografía y de Claudia Andrade en la dirección, completan el staff de producción.
“Saenz sigue respirando en los pulmones de la ciudad deLa Paz y no importa si sus huesos no encuentran calefacción en el frío de una tumba paceña porque su alma sigue disfrutando de sus admiradores y lectores en las bibliotecas de Bolivia”, señala un comentario.
Sobre el aparapita, un comentario señala que “en realidad, se trata de un hombre insignificante a la par que excepcional. Se invalidan las cosas en la proximidad, pierden interés a medida que la perspectiva se reduce y según resulta obvio; es un ejemplo el caso del Illimani, como lo es asimismo el caso del aparapita. La palabra, de origen aymará, quiere decir: “el que carga”. Pero, ¿quién es el que carga?
La respuesta llega tras la apreciación de la puesta en escena. Sobre la particularidad de los personajes creados por Saénz, Víctor Montoya afirma que “... el poeta surrealista boliviano que, en sus noches de bohemio, frecuentó el submundo de los aparapitas, intentando beber como ellos, con ellos, dos litros de alcohol por día, puesto que estos personajes enigmáticos, acostumbrados a comer la sopa de perejil con la cara contra la pared y lejos de las miradas indiscretas de la gente, no sólo le fascinaban porque viven en íntima relación con los toneles de aguardiente, sino también por su modo de vestir, pues el saco del aparapita, es una verdadera confección del tiempo y no del sastre. (OMC/GAMLP).
En dos funciones, sábado 8 y domingo 9, David Mondacca encarnará al Aparapita, uno de los personajes de la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. La representación junto a reconocidos actores y alumnos de
SOBRE LA OBRA
“En cada capítulo de la novela se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sinfín de situaciones dramáticas. Se han elegido fragmentos de la primera parte para contar Aparapita y, sobre todo, provocar la lectura de la monumental obra”, señaló Claudia Andrade, directora de la puesta en escena.
Aparapita se suma a las varias propuestas escénicas de Mondacca Teatro basadas en obras literarias. En el caso particular de Saenz, se trata de la cuarta puesta en escena, después de Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca, todas adaptadas y protagonizadas por Mondacca.
“Aparapita, es un fragmento de la conocida novela que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un ‘verdadero anarquista’”, acotó el actor.
La obra -a decir de Mondacca- viene cargada de imágenes y significaciones del universo poético del escritor paceño. El escenario mostrará, una vez más, las condiciones histriónicas de Maria Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Angel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Angel Mamani, Luis Elías y la actuación especial del taller de teatro de
“Saenz sigue respirando en los pulmones de la ciudad de
Sobre el aparapita, un comentario señala que “en realidad, se trata de un hombre insignificante a la par que excepcional. Se invalidan las cosas en la proximidad, pierden interés a medida que la perspectiva se reduce y según resulta obvio; es un ejemplo el caso del Illimani, como lo es asimismo el caso del aparapita. La palabra, de origen aymará, quiere decir: “el que carga”. Pero, ¿quién es el que carga?
La respuesta llega tras la apreciación de la puesta en escena. Sobre la particularidad de los personajes creados por Saénz, Víctor Montoya afirma que “... el poeta surrealista boliviano que, en sus noches de bohemio, frecuentó el submundo de los aparapitas, intentando beber como ellos, con ellos, dos litros de alcohol por día, puesto que estos personajes enigmáticos, acostumbrados a comer la sopa de perejil con la cara contra la pared y lejos de las miradas indiscretas de la gente, no sólo le fascinaban porque viven en íntima relación con los toneles de aguardiente, sino también por su modo de vestir, pues el saco del aparapita, es una verdadera confección del tiempo y no del sastre. (OMC/GAMLP).
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Fuente: http://www.laprensa.com.bo
Ed. Impresa Se devela un personaje cargado de significaciones
El Aparapita de Saenz, en el municipal
Por Marcela Ossio Lazcano - La Prensa - 7/10/2011
La obra es una provocación para descubrir el mundo del mítico escritor a través de su novela Felipe Delgado.
En cada capítulo de la novela Felipe Delgado, escrita por Jaime Saenz, se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar una gran variedad de situaciones dramáticas. La obra titulada Aparapita (...paraleerfelipedelgadodejaimesaenz...) presentará a los espectadores fragmentos del enigmático universo del autor paceño, mañana y el domingo, a partir de las 19.30, en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez.
La obra. Se eligieron fragmentos de la primera parte de Felipe Delgado para realizar la puesta en escena y, sobre todo, motivar su lectura. La escenificación es un aporte de Mondacca Teatro a la difusión de la literatura boliviana, como lo fueron Marka Pa’ Tres y Amores que matan, obras teatrales basadas en relatos de autores nacionales como Germán Araúz, Marcela Gutiérrez, Adolfo Cárdenas, Edmundo Paz Soldán, Gladys Dávalos, Raúl Botelho, Ariel Mustafá y Ramón Rocha Monroy. Así también pasó con la trilogía de Jaime Saenz compuesta por No le digas…, Santiago de Machaca y Los cuartos, incluyendo Moreno de plata y El Santo del Cuerno, ambos de David Mondacca. Son las anteriores propuestas constantes de un teatro con identidad —nacional por excelencia—, según un comunicado dela Asociación Cultural Mondacca Andrade.
ACERCA DE La producción. La obra cuenta con la actuación de María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y David Mondacca. En la puesta en escena también se cuenta con la participación especial del Taller de Teatro dela Universidad Católica Boliviana: Joaquina Revollo, Tania Joaquina Revollo, Alejandro Mobarec, Mariel Churruarrin, Alejandra Quiroz, Alejandro Cambero, Grisel Morales, Roberto Gonzales, César Franco, Sergio Rojas, Mario Salinas, Claudia Sánchez, Daniel Prieto, Mariel Vargas, Gabriel Coaquira y Michael Montes.
La musicalización de la obra corresponde a Luis Elías y Rodrigo Ayo; la escenografía, a Ramiro Vargas, y la edición de sonido, a Yamil Zaiduni y Daniel Prieto. La utilería fue realizada por Miguel Ángel Mamani, mientras que la escultura en lata de alcohol es obra de Mariano Ramírez, y el vestuario, de Mondacca Teatro. Los fragmentos de la novela fueron adaptados al teatro por David Mondacca y la dirección y la puesta en escena son responsabilidad de Claudia Andrade.
Celebrando el cumpleaños de jaime saenz. La obra será estrenada mañana, 8 de octubre, fecha en la que nació el destacado escritor boliviano, en 1921. Jaime Saenz fue un narrador y poeta boliviano cuya obra se desarrolló dentro del movimiento de experimentación individual subsiguiente al posmodernismo, en la segunda mitad del siglo XX. Saenz se formó en Alemania, donde cultivó la lectura de destacados filósofos.
La obra. Se eligieron fragmentos de la primera parte de Felipe Delgado para realizar la puesta en escena y, sobre todo, motivar su lectura. La escenificación es un aporte de Mondacca Teatro a la difusión de la literatura boliviana, como lo fueron Marka Pa’ Tres y Amores que matan, obras teatrales basadas en relatos de autores nacionales como Germán Araúz, Marcela Gutiérrez, Adolfo Cárdenas, Edmundo Paz Soldán, Gladys Dávalos, Raúl Botelho, Ariel Mustafá y Ramón Rocha Monroy. Así también pasó con la trilogía de Jaime Saenz compuesta por No le digas…, Santiago de Machaca y Los cuartos, incluyendo Moreno de plata y El Santo del Cuerno, ambos de David Mondacca. Son las anteriores propuestas constantes de un teatro con identidad —nacional por excelencia—, según un comunicado de
ACERCA DE La producción. La obra cuenta con la actuación de María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y David Mondacca. En la puesta en escena también se cuenta con la participación especial del Taller de Teatro de
La musicalización de la obra corresponde a Luis Elías y Rodrigo Ayo; la escenografía, a Ramiro Vargas, y la edición de sonido, a Yamil Zaiduni y Daniel Prieto. La utilería fue realizada por Miguel Ángel Mamani, mientras que la escultura en lata de alcohol es obra de Mariano Ramírez, y el vestuario, de Mondacca Teatro. Los fragmentos de la novela fueron adaptados al teatro por David Mondacca y la dirección y la puesta en escena son responsabilidad de Claudia Andrade.
Celebrando el cumpleaños de jaime saenz. La obra será estrenada mañana, 8 de octubre, fecha en la que nació el destacado escritor boliviano, en 1921. Jaime Saenz fue un narrador y poeta boliviano cuya obra se desarrolló dentro del movimiento de experimentación individual subsiguiente al posmodernismo, en la segunda mitad del siglo XX. Saenz se formó en Alemania, donde cultivó la lectura de destacados filósofos.
1921 Año en que nació Jaime Saenz, personaje que marcó la historia de la literatura en Bolivia.
25 Es el número de actores y actrices que participan en la puesta en escena basada en la obra de Saenz.
Las frases
“Hemos tomado los capítulos 9, 10, 11 y 12 de Felipe Delgado para realizar la adaptación teatral”. David Mondacca / ACTOR
“Estrenamos la obra celebrando el cumpleaños de don Jaime, la estrenamos en su honor”. Claudia Andrade / DIRECTORA
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Fuente: http://elmonticulo.com
David Mondacca escenifica el “Aparapita” en el Municipal
Publicado 6 octubre, 2011 |
Este sábado 8 y el domingo 9 de octubre, la compañía “Mondacca Teatro” pondrá en escena, en el Teatro Municipal, la obra “Aparapita”.
“Aparapita”, es una adaptación de los primeros cinco capítulos de “Felipe Delgado”, una de las más significativas e importantes novelas bolivianas que fue escrita por Jaime Saenz, en cada capítulo se encuentra una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sinfín de situaciones dramáticas.
La obra irá en funcion de tanda a horas 19:30; con esta obra se trata de restablecer una de las creaciones del legendario Jaime Saenz y recordar, con ello, un nuevo aniversario del nacimiento del escritor y poeta paceño que este sábado habría cumplido 90 años
En esta ocasión, se han elegido fragmentos de la primera parte de la novela para contar “Aparapita”, personaje que viene cargado de imágenes y significaciones del universo poético del autor y sobre todo para provocar la lectura de tan monumental obra. Además también la intención es destacar al aparapita o cargador que es un verdadero personaje de la vida comercial.
Asimismo, el personaje central de la propuesta teatral es el aparapita, figura de los mercados tradicionales de La Paz y cuya resistencia impresiona al protagonista de la novela.
Éste, al ver en detalle las peculiaridades del saco de un cargador, el material del que está hecho, considera que lo que hacen estos trabajadores “es sacarse el cuerpo”.
Con respecto a Jaime Saenz, recordemos que nació en La Paz el 8 de octubre de 1921 y murió en la misma ciudad el 16 de agosto de 1986. Fue poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Se inspiró en su urbe natal para crear sus trabajos. Felipe Delgado (1919) es la novela más conocida de Saenz. El texto explora la ciudad de La Paz , sus tugurios, bares y calles, tanto como a sus personajes.
La puesta en escena de este domingo contará con la participación de actores como: María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y David Mondacca. También se presentará el Taller de Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
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Fuente: http://www.eldiario.net/
Bolivia, 6 de octubre de 2011
“Aparapita” en el Municipal
La obra teatral “Aparapita”, será puesta en escena en el Teatro Municipal este fin de semana en funciones de tanda por la compañía “Mondacca/Teatro”.
“Aparapita”, es una adaptación de los primeros cinco capítulos de “Felipe Delgado”, una de las más significativas e importantes novelas bolivianas que fue escrita por Jaime Saenz.
La presentación del fin de semana se suma a las varias propuestas escénicas de Mondacca/Teatro basadas en obras literarias. En el caso particular de Saenz, se trata de la cuarta puesta en escena, después de Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca, todas adaptadas y protagonizadas por Mondacca.
“Aparapita, es un fragmento de la conocida novela que muestra a un personaje suicida cuyo objetivo es despojarse de su cuerpo y a quién Saenz lo bautizó como un “verdadero anarquista”, acotó el actor.
“Con la puesta en escena de esta adaptación queremos rendir un homenaje al escritor Jaime Saenz que habría cumplido este sábado 90 años, además también la intención es destacar al aparapita o cargador que es un verdadero personaje de la vida comercial de La Paz ”, dijo a EL DIARIO Claudia Andrade, directora y principal responsable de la puesta en escena.
En la novela “Felipe Delgado”, se encuentran una multiplicidad de historias que permiten descubrir y desarrollar un sin fín de situaciones dramáticas, se han elegido fragmentos de la primera parte para provocar su lectura.
La obra tiene la participación de actores como: María Elena Alcoreza, Jhazel Vargas, Ángel Terceros, Rodrigo Ayo, Miguel Ángel Mamani, Luis Elías y David Mondacca. También se contará con la presencia del Taller de Teatro de la Universidad Católica Boliviana.
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Fuente: http://www.la-razon.com
Edición Digital - Domingo, 2 de Octubre de 2011
La Revista
Mondacca adapta la primera parte de ‘Felipe Delgado’
Dedicación. Convertir este segmento de la novela al drama requirió ocho meses de trabajo
La compañía de teatro de David Mondacca, bajo la dirección de Claudia Andrade, montará la obra Aparapita, basada en una adaptación de la novela Felipe Delgado del escritor Jaime Sáenz realizada por el actor.
Chile. Mondacca con el saco del aparapita en el estreno en Santiago.
“Ésta es la cuarta obra del gran escritor Jaime Sáenz que llevamos al teatro. Hicimos algo parecido con Los Cuartos, Vidas y Muertes y Santiago de Machaca. Siguiendo con la premisa de difundir nuestra literatura nacional y dar a conocer a este autor”, dijo David Mondacca.
Llevar al teatro la totalidad de la novela de más largo aliento de Sáenz “sería imposible”, de tal modo que, Aparapita sólo toma el fragmento de la novela que comienza con la salida de Delgado en busca de un sacerdote que vaya al lecho de muerte de su padre hasta el incendio de la bodega El Purgatorio, al final de la primera parte.
“Queremos rescatar al aparapita, este personaje suicida que se quiere despojar de su cuerpo, este ‘verdadero anarquista’, como dice de él Sáenz”, recalca Mondacca.
La obra contará con la participación de un elenco de 22 actores, además habrá música en vivo a cargo del actor y músico Luis Elías, quien interpretará, con su concertina temas de Simeón Roncal y de Adrián Patiño, según cuenta la directora Claudia Andrade.
Crítica. Según el crítico Luis H. Antezana, David Mondacca ha desplazado todo el texto novelístico a uno teatral. “En ese arreglo, los monólogos cuentan las pulsiones que mueven a Delgado y el apoyo de los otros personajes (como un contrapunto instrumental) lo entorna y lo completa. Como sucedió en otros desafíos semejantes (“No le digas,” “Santiago de Machaca” y “Los cuartos”), el encuentro entre Sáenz y Mondacca ya parece parte de un destino común, de las dos caras de una misma moneda”, en palabras de Antezana. Ahora, es el espectador quien puede entrar en complicidad con esta recreación y relectura de Felipe Delgado.
Narrativa de Sáenz en el teatro de Mondacca
Mondacca viene realizando este tipo de adaptación de la obra narrativa de Jaime Sáenz hace mucho tiempo. Comenzó con No le digas, basada en el libro Vidas y Muertes; luego vino Santiago de Machaca, basada en el relato del mismo nombre y siguió con Los cuartos (adaptada del libro homónimo). Ahora le tocó el turno a la novela Felipe Delgado.
Crítica. Según el crítico Luis H. Antezana, David Mondacca ha desplazado todo el texto novelístico a uno teatral. “En ese arreglo, los monólogos cuentan las pulsiones que mueven a Delgado y el apoyo de los otros personajes (como un contrapunto instrumental) lo entorna y lo completa. Como sucedió en otros desafíos semejantes (“No le digas,” “Santiago de Machaca” y “Los cuartos”), el encuentro entre Sáenz y Mondacca ya parece parte de un destino común, de las dos caras de una misma moneda”, en palabras de Antezana. Ahora, es el espectador quien puede entrar en complicidad con esta recreación y relectura de Felipe Delgado.
Narrativa de Sáenz en el teatro de Mondacca
Mondacca viene realizando este tipo de adaptación de la obra narrativa de Jaime Sáenz hace mucho tiempo. Comenzó con No le digas, basada en el libro Vidas y Muertes; luego vino Santiago de Machaca, basada en el relato del mismo nombre y siguió con Los cuartos (adaptada del libro homónimo). Ahora le tocó el turno a la novela Felipe Delgado.
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